ABC (Andalucía)

Castilla se muere

Es un granero de votos al que se apela cuando hay elecciones y luego se olvida

- PEDRO GARCÍA CUARTANGO

CASTILLA se muere. Pero su muerte es muy lenta. Ya Antonio Machado escribió estos versos en 1912: «Campos sin arados, decrépitas ciudades, caminos sin mesones y atónitos palurdos sin danzas ni canciones que van, abandonado el mortecino hogar, como sus largos ríos, hacia el mar». Sí, los hijos de Castilla que antaño cruzaban los océanos para huir de la miseria ahora se van a Madrid para labrarse un futuro que su tierra les niega.

Se han dicho y se han escrito muchos tópicos sobre Castilla en estas elecciones. Por ejemplo, el de la España vacía cuando el 53% de su población se concentra en diez ciudades. Es cierto que hay 1.800 pueblos con menos de 500 habitantes, pero todos cabrían en Zamora o en el estadio Bernabéu.

Es verdad que en los años 60 los campesinos castellano­s emigraron a las ciudades como Burgos y Valladolid al calor del desarrollo industrial. Y también que hay cientos de pueblos sin cura, escuela o médico. Pero, con ser esto grave, hay problemas mayores como la deslocaliz­ación de las fábricas, la falta de inversión, las malas comunicaci­ones y el déficit de servicios públicos.

A ello se une el envejecimi­ento de la población que se traduce en un dato: sus habitantes de 15 a 40 años han bajado en un 25% desde el año 2000. Lo dicho: los jóvenes se van y los viejos se quedan.

Un perfecto ejemplo de lo que sucede en Castilla es Miranda de Ebro, mi localidad natal, que ahora tiene 2.000 habitantes menos que en 1980. No es extraño. Basta con pasear por la estación de ferrocarri­l en la que llegaron a trabajar más de 1.000 personas. Hoy es un lugar desolado y solitario.

Hace unas semanas, tuve la ocasión de hablar con empresario­s mirandeses, que se quejaron de la competenci­a de Álava y de la falta de peso político del Gobierno de la región. Por no dejarnos, ni siquiera nos dejan utilizar el término ‘chacolí’, que dicen que es exclusivam­ente vasco.

No sé si somos atónitos palurdos como decía Machado, pero lo que veo es que no hay futuro en barrios como Gamonal (Burgos), donde el paro juvenil debe estar por encima del 50%. Cuando yo vivía allí, no había escuela, ni polideport­ivo, ni siquiera una iglesia. Sólo un cuartel abandonado para jugar al fútbol.

Castilla lleva siglos muriéndose ante la indiferenc­ia del PP y del PSOE nacionales, que no han hecho nada por sus habitantes. Es un granero de votos al que se apela cuando hay elecciones y luego se olvida. No es raro que proliferen las marcas locales que medran sobre el terreno abonado del descontent­o.

Los castellano­s somos ciudadanos de segunda. Esta es la triste verdad. Lo digo porque me duele y no tengo nada que perder. ¡Pobre Castilla, tan grande y tan abandonada! Lo único que no nos podrán quitar es la belleza de sus páramos solitarios en los que la vista descansa en un horizonte sin límites.

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