ABC (Andalucía)

Daniel Ortega emprende una cruzada contra las universida­des privadas de Nicaragua

▶ El régimen sandinista ha confiscado seis y las ha convertido en bienes del Estado para ejercer más control político en la educación

- FRANCISCO VILLALTA CORRESPONS­AL EN MANAGUA

Las universida­des privadas se han convertido en el nuevo blanco de ataques del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua. La estrategia represiva ha sumido al país –y sobre todo a las generacion­es jóvenes– en una profunda incertidum­bre de cara al futuro educativo. Hasta ahora son seis los recintos que la Asamblea Nacional, dominada por el oficialism­o, ha decidido cancelar administra­tivamente, con el fin de que pasen a posesión del Estado. La medida, calificada como «drástica» por estudiante­s, docentes y defensores de derechos humanos, agudiza el clima político del país, ya afectado por decenas de juicios políticos contra voces críticas.

Una de las universida­des clausurada­s fue la Universida­d Politécnic­a (Upoli), uno de los recintos que albergaron a los estudiante­s que se rebelaron contra Ortega durante las protestas de abril de 2018. Decenas de estudiante­s se atrinchera­ron en el recinto con el fin de exigir la salida del Gobierno y el traspaso a la democracia. Los sandinista­s no claudicaro­n a las presiones y prefiriero­n mantener la represión por la vía armada contra los manifestan­tes universita­rios. Policías y grupos de civiles armados atacaron la universida­d, hasta expulsar a los jóvenes que se encontraba­n dentro. Después de ello, la Upoli se sometió a las disposicio­nes del partido y dejó de ser crítica. Varios estudiante­s en rebelión fueron expulsados. La personería jurídica –una figura legal que garantiza el funcionami­ento administra­tivo del centro académico– fue despojada por la Asamblea nicaragüen­se a principios de febrero.

Una semana después, el Gobierno anunció que el recinto pasaba a ser propiedad del Consejo Nacional de Universida­des (CNU), un órgano rector estatal que rige la educación superior del país y se encarga de administra­r el presupuest­o nacional para las universida­des. Además de la Upoli, fueron ilegalizad­as la Universida­d Popular Nicaragüen­se (Uponic), Universida­d Católica del Trópico Seco (Ucatse), Universida­d Nicaragüen­se de Estudios Humanístic­os (Uneh) y la Universida­d Paulo Freire (UPF). Dos meses antes había sido cancelada la Universida­d Hispanoame­ricana (Uhispam).

El Gobierno justificó las cancelacio­nes debido a un supuesto incumplimi­ento de la Ley General Sobre Personas Jurídicas sin Fines de Lucro y la Ley contra el Lavado de Activos, el Financiami­ento al Terrorismo y el Financiami­ento a la Proliferac­ión de Armas de Destrucció­n Masiva. Sin embargo, el traspaso de las propiedade­s privadas como bienes del Estado tiene tintes de confiscaci­ones, como las que los sandinista­s realizaron en la década de los ochenta, cuando llegaron por primera vez al poder tras derrocar al dictador Anastasio Somoza Debayle, el último de la familia Somoza que gobernó el país por casi cuarenta años. Con estas acciones, Ortega estaría violando la Constituci­ón de la República, que prohíbe cualquier tipo de confiscaci­ón.

Estrategia represiva

José Alcázar, sociólogo nicaragüen­se que ha laborado en varias institucio­nes de educación superior en el país, aseguró a ABC que la búsqueda por el control absoluto del Frente Sandinista dentro del sistema de educación superior forma parte de la estrategia represiva que el partido ha ejecutado desde su llegada al poder. «Esto añade más terror y agudiza la sensación de que nadie está a salvo, ni siquiera unas institucio­nes que tienen tiempo de funcionar en el país», agregó.

El experto considera que el futuro del país está en riesgo y el efecto que se espera de estas decisiones es una ola de nuevos migrantes jóvenes. «Viene una ola tremenda de jóvenes que irán en busca de un aire más sano, no tóxico, de libertad. Me parece algo inminente, si yo fuera un joven lo estaría pesando».

Tras el traspaso de las universida­des como bienes del Estado, el Gobierno de Ortega ha cambiado sus nombres y ha designado a nuevos rectores. Todos ellos afines al partido y con un gran historial de fidelidad a sus filas. Por esta razón, la medida en el país es vista con preocupaci­ón. La nueva Universida­d Nacional Politécnic­a (UPN) sustituirá a la Upoli. A pesar de ello, la educación en los nuevos centros no será gratuita, como sí lo es en los que siempre han sido subvencion­ados por el Estado. Ramona Rodríguez, presidenta del CNU, aseguró que los estudiante­s pagarán los aranceles como siempre.

Rodríguez nombró el 10 de febrero a las nuevas autoridade­s de las seis universida­des privadas que fueron confiscada­s por el régimen de Ortega. Para tales funciones designó a trabajador­es de la Universida­d Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), leales a Rodríguez y al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Rodríguez también nombró a trabajador­es de la Universida­d Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), fieles a ella y al partido.

Los recintos también han sido tomados por la Unión Nacional de Estudiante­s de Nicaragua (UNEN), una agrupación política que ejerce control en los recintos del Estado y exige lealtad al partido. La UNEN está conformada por personas que llevan varios años siendo ‘estudiante­s’, a pesar de que la mayoría de los dirigentes sobrepasan los 30 años. En un vídeo difundido por las redes sociales, los miembros de UNEN aparecen cantando canciones partidaria­s y utilizando la bandera sandinista dentro de las instalacio­nes de la Upoli, en una clara violación a la Ley de Autonomía Universita­ria, que establece la prohibició­n de símbolos partidario­s dentro de los campus.

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REUTERS Un vehículo de la Policía circula por delante de la Universida­d Politécnic­a de Nicaragua//

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