ABC (Andalucía)

Francisco reforma el Vaticano para dar peso a los procesos sobre abusos

▶ Reduce las competenci­as de la ‘todopodero­sa’ Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe ▶ Pone al español Luis Ladaria al frente de la renovación y crea una unidad disciplina­ria para ser más eficaz

- JAVIER MARTÍNEZ-BROCAL CORRESPONS­AL EN EL VATICANO

La Iglesia católica considera que los eclesiásti­cos que cometen abusos no solo atentan contra la persona, sino también contra la fe de las personas. Por eso, en el año 2001, Juan Pablo II transfirió la competenci­a para abordar estos terribles delitos a la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisició­n o Santo Oficio, también conocida por sus siglas CDF.

Cuentan que el entonces prefecto, el cardenal Joseph Ratzinger reservaba para estos casos al menos un día a la semana, el viernes, y que lo llamaba su «pesadilla semanal». Pero la tarea y la pesadilla fueron aumentando progresiva­mente y se vio obligado a diseñar un nuevo sistema de organizaci­ón, pues no bastaba con dedicarle un día a la semana. Ratzinger fichó entonces a Charles Scicluna, un eficaz sacerdote maltés de gran humanidad, que se convirtió en su fiscal antiabusos.

Atasco de 2.000 casos

Han pasado veinte años y ahora estos casos ocupan aproximada­mente el 90% del trabajo habitual de este departamen­to del Vaticano, que teóricamen­te nació para ocuparse de «promover y tutelar la doctrina católica».

En 2017 el Papa reconoció que tenían un atasco de 2.000 denuncias por casos de abusos que aún no habían atendido. Naturalmen­te éstas han eclipsado su tarea ordinaria y también han obligado a sus empleados a ocuparse de cuestiones procesales, a pesar de que la mayoría son teólogos y no canonistas.

Para no mezclar ambos ámbitos y poder afrontar con más energía los procesos sobre estos delitos, el Papa ha escuchado el consejo del antiguo fiscal antiabusos y ha transforma­do completame­nte la estructura interna de la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe. Hasta ahora estaba gobernada por un cardenal, un secretario, varios secretario­s adjuntos, y varios subsecreta­rios. El Papa ha hecho una poda y ha establecid­o que esté a cargo de un cardenal prefecto, y que haya dos secretario­s (que es el término que en el Vaticano se usa para el director ejecutivo), de modo que cada uno se ocupe de una de las dos grandes ramas de este departamen­to.

Desde ahora, un secretario se ocupará exclusivam­ente de la llamada sección disciplina­r, o sea, de abordar las denuncias de abusos, y otro de la sección doctrinal. Así el secretario tendrá mayor margen de maniobra y capacidad operativa, más posibilida­des de asumir colaborado­res especializ­ados y, probableme­nte, un presupuest­o más adecuado a su tarea.

El encargado de dar los primeros pasos de esta reforma es el actual prefecto de la CDF, el cardenal español Luis Ladaria. Gran trabajador y de talante sereno y propositiv­o, será probableme­nte su última tarea en el dicasterio, pues en abril cumple 78 años (tres más que la edad a la que tradiciona­lmente los cardenales se jubilan) y es poco probable que se renueve su mandato de cinco años.

Las quinielas vaticanas sitúan en la ‘pole position’ para ese cargo a Charles Scicluna, que además de exfiscal, desde hace 4 años es ya secretario adjunto de la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe. El Papa Francisco ha establecid­o estos cambios a través de un ‘motu proprio’ –una ley emanada por su propia iniciativa–, titulado ‘Fidem servare’ (‘Custodiar la fe’). También sus predecesor­es Pablo VI y Juan Pablo II establecie­ron cambios importante­s en este dicasterio. Francisco explica que lo hace por la «exigencia de darle un enfoque más adecuado al cumplimien­to de sus funciones». Significa que el cambio es, sobre todo, estructura­l, pues no cambia ni añade nuevas competenci­as disciplina­rias o doctrinale­s, aunque lo cierto es que les añade importante­s matices.

Por ejemplo, el Papa ordena a la sección disciplina­r que promueva «iniciativa­s de formación adecuadas» para «favorecer una correcta comprensió­n y aplicación de las normas canónicas relativas a su propio ámbito de competenci­a». Se trata de transmitir una adecuada cultura en las institucio­nes de la Iglesia católica de todo el mundo para que conozcan las leyes antiabusos, actúen con celeridad ante las denuncias y tomen medidas adecuadas contra los agresores.

Misión de transmitir la fe

El Pontífice establece que el otro gran departamen­to, la sección doctrinal, se ocupe «de los asuntos relativos a la promoción y protección de la doctrina de la fe y la moral». Como novedad, Francisco hace hincapié en su misión de ayudar a la la «transmisió­n de la fe», un nuevo matiz en la formulació­n tradiciona­l que describía la misión de la CDF. En concreto, le pide que «fomente estudios destinados a aumentar la comprensió­n y la transmisió­n

de la fe al servicio de la evangeliza­ción, para que su luz sea un criterio de comprensió­n del sentido de la vida, sobre todo ante los interrogan­tes que plantean el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad».

Ratzinger pedía a a los teólogos de la CDF que mantuviera­n un talante propositiv­o. Francisco los anima a trabajar con ese estilo cuando examinen «los escritos y opiniones que parezcan problemáti­cos para la recta fe, fomentando el diálogo con sus autores y proponiend­o remedios adecuados».

Hasta ayer, la Congregaci­ón para la Doctrina de la fe tenía otros dos importante­s departamen­tos. Uno se ocupaba de las causas de nulidad matrimonia­l de parejas casadas con personas de otras religiones, y otro, de las relaciones con los lefevbrian­os, corriente tradiciona­lista que no reconoce la mayoría de las reformas acordadas en el Concilio Vaticano II. A partir de ahora, esas causas de nulidad pasan a depender de la sección doctrinal. Sin embargo, el texto del ‘motu proprio’ no hace referencia a la cuestión de las relaciones con el grupo tradiciona­lista. Durante años, Benedicto XVI y Francisco intentaron por todos los medios que regresaran a Roma, e incluso les ofrecieron una prelatura personal, pero este grupo minoritari­o no lo aceptó. Por eso, esta medida es otro mensaje entre líneas del Papa.

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// ABC Francisco con el cardenal prefecto de la Congregaci­ón, Luis Ladaria

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