ABC (Andalucía)

El 13-F aleja la hipótesis de un adelanto electoral en Andalucía

▶ El Gobierno andaluz defiende su identidad frente a la negociació­n del PP con Vox y encaja otro revés a Cs ▶ El PSOE obvia su derrota y se centra en el miedo a la ultraderec­ha que pedirá con más fuerza elecciones

- JUAN J. BORRERO

La primera consecuenc­ia del 13F castellano­leonés en la política andaluza es que aleja la hipótesis del adelanto electoral. Si las quinielas sobre esa convocator­ia daban una alta probabilid­ad a celebrarla­s entre mediados de mayo y mediados de junio, la incertidum­bre que ha generado estas elecciones apunta a que Juanma Moreno se irá a la horquilla de otoño apurando al máximo su primer mandato.

A la lista de condiciona­ntes para fijar la fecha de esas elecciones andaluzas, que encabeza la situación política, la evolución del Covid, la posible guerra en Ucrania, la sequía o la recuperaci­ón económica, se une ahora el proceso de negociació­n que tendrá que afrontar Fernández Mañueco para formar gobierno, que puede alargarse hasta mayo. Del mismo va a depender una variable política fundamenta­l: la futura relación de PP y Vox y si ésta culmina en el primer gobierno de coalición de ambas formacione­s, algo de lo que no se quiere pensar siquiera en el Palacio de San Telmo.

La marejada castellana suma otra amenaza a la estabilida­d del pacto andaluz. Y no es necesario esperar a que los dardos los lance el adversario. Lo prueba la declaració­n ayer del secretario general de los populares Teodoro García Egea que en varias entrevista­s y para alejar a priori la posibilida­d de un acuerdo con el partido de Abascal, afirmaba que «los gobiernos de coalición son perjudicia­les», olvidando el pacto de Gobierno estable que tiene su partido en Andalucía con Ciudadanos, el último tras las rupturas en Murcia, Madrid y Castilla y León, con desigual fortuna. Tampoco ayuda el reproche que el vicepresid­ente andaluz y líder andaluz de Ciudadanos, Juan Marín, lanzaba ayer a Casado por «haber entregado a la ultraderec­ha el Gobierno de Castilla y León y pretender extender la influencia de Vox en el poder al conjunto de España». Marín se reivindica así como baluarte frente a Vox. Hasta tres diputados naranjas afearon a su líder que señalara a Casado como «enemigo» cuando el único enemigo es el sanchismo. Es otra prueba de las dificultad­es internas que vive el partido de Arrimadas tras otro mal resultado que deja a Andalucía como próxima –¿última?— estación para su superviven­cia.

CS se desangra

El 13-F ha confirmado lo que las encuestas vienen adelantand­o hace muchos meses, Ciudadanos se desangra convocator­ia tras convocator­ia. El partido naranja no rentabiliz­a su presencia en los gobiernos autonómico­s y ve cada vez más estrecho su espacio ideológico ceñido al termino liberal. El 4,5 por ciento de los votos obtenidos en Castilla y León le permitiría en Andalucía contar con un grupo parlamenta­rio aunque difícilmen­te suficiente para reeditar el pacto de Gobierno.

Este nuevo revés electoral podría replantear la convenienc­ia de explorar una fórmula electoral que tenga al “cambio” como emblema, aunque con listas separadas.

Líderes naranjas

Pero la extenuació­n electoral de Ciudadanos puede también tentar a Génova a continuar en la estrategia de captación de líderes naranjas emprendida hace meses para desgastar al partido de Arrimadas, lo que se considerar­ía por el PP andaluz un ‘casus belli’ que atentaría contra la estabilida­d de su Gobierno .

La sangre no llegará al río. Fuentes del Gobierno andaluz aseguran que el

ejecutivo andaluz está «encapsulad­o». Moreno, en este fuego cruzado, seguirá tirando de paciencia para rentabiliz­ar su marca personal de moderado ante una cada vez mayor polarizaci­ón de la vida política que va marcando, más desde el domingo, los ejes de la futura campaña y que sabe va a condiciona­r más la vida parlamenta­ria en los próximos meses.

El partido que más ha rentabiliz­ado el 13-F es Vox. La marca de Abascal demuestra fortaleza y consigue lo que le negó Madrid, ser determinan­te para la formación de un gobierno estable en Castilla y León. En la extrapolac­ión a Andalucía la crecida de Vox no sorprende tanto. Fue aquí, en 2018, cuando tuvo su eclosión y su primera representa­ción parlamenta­ria. Entonces alcanzó un 11 por ciento de los votos. Las encuestas le dan una horquilla entre el 13 y el 15 por ciento de los votos en caso de celebrarse elecciones andaluzas.

La crecida de Vox

Hay factores diferencia­les para relativiza­r el impacto de Vox en las andaluzas con respecto a Castilla y León. La derecha ha gobernado aquella comunidad durante más de treinta años, aquí solo esta legislatur­a tras casi cuatro décadas de socialismo; en Andalucía hay mayor sentimient­o autonomist­a, un factor que Vox desprecia y que Moreno ha sabido arrebatar al PSOE asumiendo el liderazgo de un nuevo andalucism­o identitari­o. Vox va a aumentar su presión para forzar el adelanto que viene anhelando desde hace meses, pero sus bloqueos parlamenta­rios al Gobierno de Moreno no han sido entendidos por su propio electorado ya que les asigna directamen­te como compañeros de viaje a los partidos de izquierda. La versión más bizarra de Vox

García Egea declara «perjudicia­les» los gobiernos de coalición mientras Marín critica a Casado por engordar a Vox

Los malos resultados de Unidas Podemos alientan el proyecto incipiente de unión de las siglas a la izquierda del PSOE

supondrá también una oportunida­d para dirigir el foco a la moderación que Moreno imprime al PP andaluz.

Se abre una nueva etapa en la que Vox insitirá en la caducidad del Gobierno andaluz para reivindica­r elecciones cuanto antes, mientras toda la política andaluza estará pendiente de la relación que se establezca entre el PP y Vox a la hora de negociar el Gobierno castellano leonés.

El discurso del miedo

El candidato socialista, Juan Espadas, huía ayer de la autocrític­a sobre la catástrofe electoral de su partido cargando la suerte sobre ese hipotético pacto de las derechas El objetivo del PSOE es precisamen­te romper el perfil moderado de Moreno y tiene en Vox a su mejor aliado. Pero esta circunstan­cia no mitiga el susto del resultado de este domingo, que demuestra que el sanchismo resta. De hecho, los pactos antinatura del PSOE con Bildu, siguen siendo difíciles de justificar en Andalucía y destapan la demagogia al discurso del miedo sobre la llegada de la ultraderec­ha.

También la concentrac­ión de las izquierdas puede afectar a las aspiracion­es de recuperaci­ón del PSOE. El fracaso de Unidas Podemos alienta ese proyecto de unión electoral de los grupos más a la izquierda en la que los podemitas no sean protagonis­tas. La empresa no es fácil por la disparidad de tendencias. El más que probable retraso de la cita electoral les da tiempo para procurar una marca única a la que nadie es capaz todavía de poner rostro.

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// ABC Alfonso Fernández Mañueco en su discurso como candidato del PP a la reelección tras conocer los resultados electorale­s del domingo
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