Un episodio desconocido de Emilia Pardo Bazán en la APM
Los estudiosos de la obra periodística de la escritora gallega, con motivo del centenario de su muerte, están dando a conocer que esta gran escritora fue, ante todo, periodista y residente muchos años en la capital. Sin embargo, no perteneció a la APM como queda constancia en su Archivo histórico (el más relevante de la Historia del Periodismo que existe en España y memoria histórica de toda la profesión periodística). Emilia Pardo Bazán nunca se asoció a la entidad, como sí lo hicieron sus colegas de profesión contemporáneas Carmen de Burgos, Concha Espina, Consuelo Álvarez Pool, entre otras.
La autora de ‘Los pazos de Ulloa’ tampoco se distinguió en la categoría de socios protectores, como sí sucedió con el que fue su gran amigo y editor Lázaro Galdiano (que llegó a ser miembro de la junta directiva de la APM) y otros aristócratas. Entre estos se encuentran el marqués de Cerralbo, duque de Denia, el conde de Garay, el marqués de Monistrol y el marqués de Tovar, tal y como figuran en el libro de registro de la APM que comprende desde el año 1895 hasta 1906.
La primera constancia escrita de la novelista relacionada con la Asociación la encontramos en la sesión de la junta directiva celebrada el 3 de octubre de 1905. En esta se menciona: «Una moción relativa a la erección de una estatua a la insigne escritora y se acordó tratar el asunto cuando las circunstancias lo permitan». La condesa de Pardo Bazán participó como jurado en el Campeonato Cinematográfico de España que organizó la APM en el cine Ideal de Madrid. Este evento se celebró los días 16 y 17 de mayo de 1919 con una primicia: un concurso de películas extranjeras no estrenadas, que obtuvo un beneficio de 1.114,90 pesetas. Junto con la escritora participaron en el jurado celebridades como Miguel Moya, presidente de la APM; Torcuato Luca de Tena, director de ABC; Mariano Benlliure, director general de Bellas Artes; el pintor Julio Romero de Torres y otros representantes de entidades tan relevantes como la Sociedad General de Autores, el Círculo de Bellas Artes y la Asociación de Escritores y Artistas.
En 1943, el presidente de la Asociación, Víctor Ruiz Albéniz, propuso la edición de treinta cuentos originales de doña Emilia, de los que diecisiete eran inéditos. La Editorial Juventud fue la encargada de llevar el proyecto y destinar los beneficios a los huérfanos de los periodistas. Así quedaba reflejado en el artículo de la Hoja del Lunes del 15 de febrero de 1943 bajo el título: ‘La obra póstuma de la Pardo Bazán. Treinta magníficos cuentos de la ilustre escritora serán destinados por la Asociación de la Prensa de Madrid. Los beneficios se destinarán a los huérfanos de Periodistas’. La marquesa de Cavalcanti, hija de escritora, se encargó de recopilar su obra debido al desorden y deterioro de la Guerra Civil; dedicó años enteros a clasificar ese fondo para su futura publicación.