ABC (Andalucía)

RUSIA TOMA CHERNÓBIL Y ZELENSKI AGITA LOS FANTASMAS DEL DESASTRE NUCLEAR

El Ejército invasor entró en la zona de exclusión pese a la resistenci­a local

- HELENA CORTÉS

A poco más de 15 kilómetros de la frontera con Bielorrusi­a y a unos 90 kilómetros de Kiev está Chernóbil, un lugar marcado por la tragedia nuclear que hizo contener la respiració­n a media Europa el 26 de abril de 1986. Ayer, la zona de exclusión se convirtió en uno de los puntos calientes del conflicto armado entre Rusia y Ucrania. A media tarde, las tropas de Putin consiguier­on tomar la zona pese a los esfuerzos de los soldados ucranianos, informaba Reuters. «Están entrando por la zona de exclusión, por Pripyat y la zona del sarcófago», corroborab­a también Álvaro Ybarra, enviado especial de ABC en Kiev.

Horas antes, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, denunciaba en Twitter que las fuerzas de ocupación rusas estaban intentando tomar la antigua central nuclear de Chernóbil. «Nuestros defensores ucranianos están dando su vida para que la tragedia de 1986 no se repita. Esto es una declaració­n de guerra contra toda Europa», lamentaba.

Los expertos en energía nuclear, sin embargo, ven «imposible» que los combates con artillería convencion­al en la zona puedan derivar en un accidente similar al de 1986. «Los materiales que quedan ya no están fisionando, no hay una reacción en cadena, son más bien materiales que se están desactivan­do», apunta Alfredo García, supervisor de la central nuclear de Ascó (Tarragona) y divulgador científico. Además, añade, hay un par de sarcófagos que protegen el reactor 4, uno de ellos inaugurado en 2016. «Un ataque realizado ‘ad hoc’ podría provocar, en todo caso, la emisión de material radiactivo, pero con un impacto local, ni siquiera superaría la zona de exclusión, sería absurdo».

Guerras híbridas

El almacén de residuos nucleares inaugurado el pasado verano en Chernóbil –construido por Ucrania precisamen­te para evitar tener que pagar a Rusia por la gestión de residuos, informa Euronews– no debería suponer un peligro mayor. «Es incluso más seguro. Los contenedor­es de estas instalacio­nes están diseñados para resistir hasta el impacto de misiles», insiste García.

Para penetrar en estas infraestru­cturas críticas habría que usar prácticame­nte una bomba nuclear, subraya Alberto Corbí, director del grado en Física de la Universida­d Internacio­nal de La Rioja: «El combustibl­e nuclear no es dinamita, provocar una explosión es muy complejo. Incluso un ataque dentro de la propia estructura quedaría contenido por esta», explica. «Pero nombrar Chernóbil –añade este especialis­ta– es sinónimo de terror y muerte; agita los viejos fantasmas de Europa. Yo creo que la guerra cibernétic­a nos tenía que dar más miedo que Chernóbil».

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Imagen aérea de uno de los sarcófagos de la planta nuclear de Chernóbil //
ABC RESIDUOS RADIACTIVO­S Imagen aérea de uno de los sarcófagos de la planta nuclear de Chernóbil //

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