La ‘Piedad’ al estallar la guerra: ‘No se piensa cuánta sangre cuesta’
► Florencia expone juntas por primera vez las tres versiones de Miguel Ángel
Por primera vez, las tres ‘Piedades’ de Miguel Ángel se exponen juntas en el Museo dell’Opera del Duomo de Florencia. Hasta el 1 de agosto, se podrán así admirar tres de las grandes obras del maestro del Renacimiento, realizadas en diversos momentos de su vida, para comprobar su evolución artística. Cada escultura muestra su intensidad y su expresión de dolor, una extraordinaria capacidad para reflejar el sufrimiento y el sacrificio a través del mármol esculpido. No en balde el título de la exposición, que sin duda hará historia, es ‘Las tres Piedad de Miguel Ángel. No se piensa cuánta sangre cuesta’. Este es un verso de Dante, en el canto XIX del ‘Paraíso’, que el artista escribió poco antes de morir sobre un dibujo de la Piedad donado a su musa, la marquesa Vittoria Colonna de Pescara. Es una frase para hacernos reflexionar sobre cuánta sangre se había derramado por la Redención de todos o, simplemente, referida a la Pasión de Cristo.
La muestra es una contribución al evento ‘Mediterráneo frontera de paz 2022’, un encuentro de paz con obispos y alcaldes mediterráneos, que culminará este domingo con la visita a Florencia del Papa Francisco.
El original de la ‘Piedad’ de Bandini está flanqueada por los calcos de la ‘Piedad’ del Vaticano, cuyo original está en la Basílica de San Pedro, y la ‘Piedad’ de Rondanini, la última obra que esculpió, conservada en el museo del Castillo Sforzesco de Milán. Para el director del museo de la catedral de Florencia, monseñor Timothy Verdon, se trata de una oportunidad única para observar «la evolución intelectual y espiritual de un artista tan importante, que estuvo al servicio de los papas durante la mayor parte de su carrera. Con esta exposición nos gustaría ofrecer la oportunidad de reflexionar sobre el sufrimiento humano».
En efecto, se comprueba esa evolución de Miguel Ángel en una vida artística de más de cincuenta años, que va desde la ambición del joven que grabó su nombre en el pecho de la Virgen en la versión vaticana hasta la identificación personal del anciano artista que, en la de Florencia, se representa a sí mismo a semejanza de Nicodemo, el rico fariseo miembro del Sanedrín, discípulo de Jesús.
De las tres esculturas, la más conocida es la ‘Piedad’ del Vaticano, realizada en vísperas del Jubileo de 1500. Con ella, Miguel Ángel causó un gran impacto, por la belleza del Cristo desnudo sostenido amorosamente por la Virgen. La obra fue criticada en su época por la juventud de María, ya que no parecía muy en consonancia con la Virgen. Según la lectura que se hace de ella, el artista logró representar la divinidad de Jesús en el cuerpo de un hombre de 33 años, sin señales de haber sufrido violencia, viendo en su figura al Cristo resucitado que vence a la muerte. El 21 de mayo de 1972, la escultura recibió quince martillazos por parte de un enfermo mental. Desde entonces, la obra restaurada está protegida detrás de un cristal blindado.
Fusión mística
Las esculturas muestran la evolución artística y espiritual del genio, y hacen reflexionar sobre el sufrimiento humano
La segunda ‘Piedad’, la de Bandini, fue esculpida por Miguel Ángel muchos años después que la del Vaticano. Tras dejar Florencia en 1534, se instaló en Roma. Ya anciano, el artista se centró en el destino humano, en la muerte y resurrección de Cristo. A menudo con crisis depresivas, temiendo su muerte y el juicio divino. Esa idea del juicio final le obsesionó y le hizo refugiarse en los brazos de María y puso a Cristo en el centro de su inspiración. Así cobró vida la ‘Piedad’ de Bandini. Además de no ser nunca acabada, corrió el riesgo de desaparecer porque, en un momento de angustia, el artista intentó destruirla.
La tercera ‘Piedad’, la de Rondanini, es la más conmovedora, fue diseñada entre 1552 y 1553. En ella trabajó hasta seis días antes de su muerte. Al ver cerca su final, Miguel Ángel meditó profundamente sobre la Pasión de Cristo, como sugiere el dibujo contemporáneo de la Piedad donado a la marquesa de Pescara en el que escribió el verso de Dante. Para sus estudiosos, esta última escultura debe ser considerada una oración más que una obra de arte. Los cuerpos de la Virgen y su hijo, en una especie de fusión mística, parecen desprenderse del suelo y elevarse hacia el Padre. Representa el resultado final del largo camino de arte y fe de Miguel Ángel.