Garantizar la paz
El valor de una sociedad, de una cultura, se mide por la capacidad de dar respuesta a los retos que tiene planteados; y me parece que la respuesta que está dando la sociedad occidental, tan orgullosa de sus logros en muchos campos, al reto de la invasión de Ucrania no está a la altura moral que se le presupone.
Todos coincidimos en que si un asesino o un violador está suelto y cometiendo atrocidades hay que evitar que siga haciendo más daño. ¿Por qué nuestras instituciones se están limitando a hacer declaraciones altisonantes que no tienen ningún efecto? Si tenemos una sociedad tan avanzada y tenemos mecanismos para detener la brutal e injusta agresión de Putin a Ucrania, hay que utilizarlos eficazmente; las palabras no bastan.
No se puede argumentar –como lo están haciendo algunos– que el asesino todavía no ha entrado en nuestra casa; todos sabemos que si lo dejamos campar a sus anchas hará un daño terrible y, al final, con más fuerza aún, se volverá contra nosotros. Ucrania no puede quedarse sola, porque Ucrania somos todos; y si nuestras instituciones no actúan en defensa del orden, la paz y la justicia no sirven para nada. Pienso que en los gobiernos e instituciones supranacionales hay miedo, miedo a perder el bienestar que tenemos; pero una vez que ha estallado la tormenta hay que tomar medidas, y medidas eficaces: ahí es donde comprobaremos si las instituciones y gobiernos sirven para algo.
Individualmente, los que tenemos fe podemos rezar; pero, además, viendo el efecto que ha tenido la movilización sobre la atención a las personas mayores en los bancos, sería conveniente que se produjera un clamor ciudadano que obligase a gobiernos e instituciones a salir de su zona de confort y comenzar a tomar decisiones serias que conduzcan a paralizar esta guerra. ¿No están para garantizar la paz y el orden mundial? ¿A qué esperan?
JOAQUÍN GONZÁLEZ-MIRANDA SÁENZ DE TEJADA
PAMPLONA