Seis días que han cambiado el mundo
Somos testigos de abismales desplazamientos en las placas tectónicas
Occidente no se rinde sin por lo menos intentarlo. A pesar del autobombo de Putin como alternativa iliberal, hípernacionalista y cerril frente a un Occidente desnortado y en decadencia, cuesta asumir las profundas consecuencias de la respuesta coordinada contra la brutal invasión de un país soberano en las puertas de Europa. En contra del optimista pronóstico del Kremlin a su favor, estamos asistiendo a toda una serie de abismales desplazamientos en las placas tectónicas de la geopolítica mundial.
– La Rusia de Putin ha dejado de ser un hinchado régimen revisionista para convertirse en una gravísima e inmediata amenaza para la seguridad y la paz mundial.
– Las mayores economías del planeta se han puesto de acuerdo para desconectar a Rusia de los beneficios de la globalización: comercio, viajes, finanzas, tecnología, exportaciones… con el resultado de una Rusia mucho más pobre, aislada y débil.
– Giro copernicano al pacifismo de Alemania nacido de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial: Berlín mandará armas a Ucrania e incrementará el gasto militar por encima del 2 % del PIB la cuarta economía del mundo, empezando con una inmediata partida de 100.000 millones de euros para invertir en sus mal equipadas fuerzas armadas. Y además, multiplicará el esfuerzo para liberarse de su dependencia de la energía rusa.
– Finlandia y Suecia abiertamente cuestionan su tradicional neutralidad a pesar de las reiteradas amenazas de Moscú.
– Suiza, la cloaca máxima del sistema bancario internacional, anuncia que aplicará las sanciones de la Unión Europea, incluidas las dirigidas personalmente contra el presidente Vladimir Putin y su entorno.
– China queda en evidencia y no respalda abiertamente a Rusia, planteando serias cuestiones sobre la forzada alianza entre Pekín y Moscú.
– Tras años de discutir sobre la necesidad de autonomía estratégica y de construir un pilar militar, la Unión Europea acuerda un presupuesto especial 500 millones de euros para respaldar la heroica resistencia de Ucrania, incluidos aviones de combate.
Y todo esto en tan sólo seis días.