Todos contra el maestro Gergiev, amigo y partidario de Putin
▶ Cancelado en la Scala, su nombre ha sido eliminado de varios festivales
El mundo de la cultura se ha agitado con la invasión de Ucrania. En particular, la música ha tomado ya claro partido contra la guerra. El director de orquesta ruso Valery Gergiev, de 68 años, amigo del presidente Vladímir Putin ha sido excluido de la Scala de Milán, por no condenar la guerra en Ucrania. El maestro Gergiev, uno de los embajadores culturales más importantes de Rusia, debutó el miércoles por la noche en la Scala, con algunas protestas al inicio y aplausos al final, en la representación de ‘La dama de picas’ de Chaikovski, que debía dirigir otras cuatro veces, desde el 5 al 13 de marzo. Pero el superintendente de la Scala, Dominique Meyer, y el alcalde de Milán, Giuseppe Sala, que es también presidente de la Fundación del Teatro Scala, dieron un ultimátum a Gergiev: o condenaba públicamente la invasión de Ucrania o cesaba su colaboración con el teatro de la ópera milanés. Diversos sindicatos del mundo artístico italiano consideraron «inoportuna» la presencia del director ruso en la Scala.
Ante el silencio de Gergiev, el regidor de Milán explicó este lunes: «El maestro no contestó. Ciertamente, no solicité ninguna abjuración, pero pedí su distancia de la guerra, que es algo un poco diferente». El alcalde de Milán, de centro izquierda, añadió a los medios italianos: «Otras personas del mundo artístico, como Anna Netrebko, se han expresado de esta manera [sobre la guerra], y también muchas del mundo del deporte. No quiero juzgar, pero lo que sé es que Valery Gergiev se fue y no respondió. Este es un asunto que ha sido planteado por Milán, pero ya se han movido en diversos lugares y templos de la música», concluyó el regidor milanés.
Además de la Scala otras prestigiosas instituciones musicales de Estados Unidos, Alemania, Países Bajos, Austria y Gran Bretaña se han desmarcado del maestro Gergiev, advirtiendo que lo excluirán si no denuncia la invasión de Ucrania. El director ruso tenía previsto dirigir el pasado viernes un concierto con la Filarmónica de Viena en el Carnegie Hall de Nueva York. Pero fue excluido para las tres fechas que tenía programadas. Igualmente, el alcalde de Múnich, Dieter Reiter, emitió un ultimátum, afirmando que Gergiev debe condenar la «guerra brutal y agresiva contra Ucrania, y en particular contra Kiev, ciudad hermanada con nosotros» antes del próximo lunes o será excluido de la orquesta, tres años antes de que expire su contrato. Una advertencia similar amenaza con cancelar el ‘Festival Gergiev’, programado en Róterdam (Países Bajos) en septiembre.
Himno de Ucrania
El superintendente de la Scala le dio un ultimátum: o condenaba públicamente la invasión de Ucrania o cesaba su colaboración
En contraste con la actitud de Valery Gergiev, cabe destacar la posición del maestro rusopolaco Andrey Boreyko (San Petersburgo, 1957; su padre es polaco y la madre rusa), que sorprendió al público al abrir el pasado viernes un concierto en el Auditorium de Milán con el himno ucraniano, con las banderas de Italia y Ucrania izadas al lado del palco, en señal de solidaridad y amistad entre ambos países. El maestro Boreyko repitió el mismo gesto al dirigir otro concierto el sábado en el mismo auditorio.
En contra de la exclusión del maestro Gergiev en parte de teatros de países democráticos, se ha expresado el crítico e historiador de arte Vittorio Sgarbi: «Tiene el sabor a venganza iliberal contra quien no tiene responsabilidades políticas, sino solo esa libertad de opinión que los principios democráticos deberían garantizar», escribe Sgarbi en un largo artículo en ‘Il Giornale’.
Valery Gergiev, además de amigo de Putin, es un fiel seguidor de sus políticas, que ha promovido mediante conciertos dentro y fuera de Rusia. El maestro lo apoyó en su reelección, firmó un documento a favor de la invasión de Crimea y es partidario de la ley antigay de Putin. El presidente ruso ha sido fundamental para el éxito de Gergiev, al financiarlo y favorecer la concesión de numerosos premios.