Quién pagó la invasión
Hay indicios de que Putin pudo manipular los precios del gas y Europa le inyectó 40.000 millones extras
L Aeconomía también es un campo de batalla. Bien lo saben los 106 trabajadores de la sede de Nord Stream 2 AG en el cantón suizo de Zug que empezaron a ser despedidos ayer después de que la empresa que opera el gasoducto germano-ruso se declarara en bancarrota. No había alternativa. El domingo, en una sesión extraordinaria de su Parlamento, el canciller Olaf Scholz suspendió la certificación de este gasoducto y tácitamente reconoció que Alemania se había equivocado al no hacer caso de las advertencias de EE.UU. de que esa infraestructura era la soga con la que la economía europea se acabaría ahorcando.
Alemania, sin embargo, no ha cerrado el Nord Stream 1, que sigue operando, porque su economía no tiene capacidad para sobrevivir sin él. El excanciller Gerhard Schroeder, miembro del directorio de Gazprom y promotor de esta política de cooperación con Moscú, ha desplegado un intenso lobby en estos días para evitar un corte total.
La triste realidad es que mientras Alemania siga necesitando el gas ruso seguirá financiando la guerra de Putin. Hay, además, poderosos indicios de que el líder ruso ha estado manipulando los precios desde la primavera pasada para llevarse una tajada mayor de la renta europea. Hoy resulta inconcebible, pero nadie en Europa dijo nada cuando Gazprom dejó prácticamente vacíos sus almacenamientos comerciales en Holanda y Alemania. Este es un hecho sin precedentes que ha pasado casi inadvertido.
Además, el líder ruso ha reducido deliberadamente el suministro de gas a Europa y dejó desiertas las subastas del gas que transitaba por Ucrania. ¿Con qué objeto? Pues forzar la apertura de NS2 a la que se oponía Washington. Todo esto ha tensionado los precios. El precio al contado del gas en Europa se movía entre 15 y 20 euros por megavatio/hora y llevamos desde la primavera entre los 60 y 130 euros por megavatio hora.
Cálculos rápidos hechos por expertos del sector indican que Europa le habría pagado un exceso de 40.000 millones de euros a Putin con la subida del gas, lo que viene a significar que prácticamente le hemos financiado la invasión de Ucrania.
La guerra desatada por Rusia también está influyendo en el alza del precio del petróleo. Ayer, el precio futuro del crudo en abril subía en torno a un 7%. Los 31 países miembros de la Junta de Gobierno de la Agencia Internacional de Energía (AIE) acordaron liberar 60 millones de barriles de petróleo de sus reservas de emergencia para enviar un mensaje a los mercados de que no habrá escasez de suministros como resultado de la agresión rusa a Ucrania. Sin esta medida, probablemente la subida de los futuros habría sido mayor. Paradójicamente, el encarecimiento del petróleo puede afectar a los principales apoyos de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU: China y la India, altamente dependientes del petróleo extranjero.