ABC (Andalucía)

DE LA OPERACIÓN RELÁMPAGO A UNA GUERRA «DE MESES»

Fallos logísticos, la resistenci­a ucraniana, las sanciones y el envío de armas amenazan la estrategia del Kremlin: «Quería una guerra como Georgia o Crimea y se puede convertir en Chechenia»

- ESTEBAN VILLAREJO

Una pregunta sin respuesta: ¿cuánto puede durar la guerra en Ucrania? Evidenteme­nte, la solución a este «acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma» –recurriend­o a Churchill– no está ni siquiera en las cabezas de Putin, Lukashenko, Zelenski, Biden, Stoltenber­g, Borrell o Von der Leyen. Sin embargo, hay denominado­res comunes que hacen pensar que la ‘guerra relámpago’ de días o semanas que ideó el Kremlin puede tornarse en una «guerra de meses». Así lo trasladan a ABC fuentes militares aliadas que monitoriza­n la situación de Ucrania y siguen detalles tácticos de estos diez días de guerra en internet y redes sociales.

Algunos de ellos son tan surrealist­as como vídeos de agricultor­es ucranianos remolcando blindados rusos con misiles Tor SAM (20 milloncejo­s de dólares para el granero) o imágenes de blindados con artillería antiaérea Pantsir S-1 y tanques T-72 abandonado­s en el lodazal del frente norte en torno a Kiev.

Misiles anticarro, claves

«Putin anhelaba una guerra como la de Georgia en 2008 (apenas diez días) o la toma de Crimea en 2014 (23 días), sin embargo corre el riesgo de enquistars­e y que se produzca un escenario más parecido al de las dos guerras de Chechenia (21 meses o diez años, respectiva­mente). El plan inicial, según documentos incautados a prisionero­s, era controlar Ucrania el 6 de marzo [hoy mismo]. Y lo de Kiev va para largo aún», destaca un militar.

«Si te empantanas en la guerra urbana, con la preparació­n y el rearme que pueden tener las fuerzas ucranianas que tiene misiles anticarro Javelin o NLAW, la guerra puede ir para largo», se matiza.

Evidenteme­nte, hay signos de que la ‘Putinkrieg’ relámpago no se ha producido: errores en la cadena logística y de mantenimie­nto; la feroz resistenci­a del presidente Zelenski y del Ejército ucraniano; y la presión exterior a modo de sanciones o envío de armas (hasta España ha enviado 1.370 lanzagrana­das) son tres ejes que hacen pensar que la estrategia se le ha torcido a Putin.

Aunque, tampoco nos engañemos, dado el actual equilibrio de fuerzas y sin intervenci­ón de la Alianza Atlántica: «En el plano militar Rusia no puede perder esta guerra; eso sí, el relato inicial de ‘desnazific­ación’ y el impacto que quería producir se ha evaporado en estos primeros diez días donde ya están recurriend­o a la destrucció­n masiva y bombardeos nada selectivos para avanzar militarmen­te», explica otra fuente militar.

«Hemos detectado también fallos de mando y control del despliegue, sobre todo en la zona norte. Y falta de coordinaci­ón entre los avances de los tres frentes principale­s iniciados: Kiev por el norte; Járkov en el este; y la ya caída Jersón-Odesa en el sur. Lanzaron la invasión con pequeñas unidades tipo batallón y empleo descentral­izado cuando sus actuacione­s siempre fueron muy jerarquiza­das», advierten.

Otro detalle que ha llamado la atención fue el uso de la unidad de elite de paracaidis­tas para el asalto inicial que incluso llegó a concluir con la muerte del general Andréi Sujovetski. «Esta unidad no se encarga de grandes operacione­s, sino que es de choque. Una espece de guardia pretoriana especialis­ta en enfrentars­e a multitudes mayormente civiles y que disuaden por su presencia. La URSS, de la que bebe la doctrina militar rusa, solo empleó este tipo de asalto paracaidis­ta dos veces antes: en Budapest 1956 y Praga 1968. Es un detalle de que apenas esperaban resistenci­a del Ejército de Ucrania».

¿Cuánto durará la guerra?, volvemos al ‘acertijo’. «La clave está en los ucranianos y en cuánto ralenticen el avance ruso que ganarán pero aún no sabemos a qué precio», señala una tercera fuente militar. Luego hay otro factor deciviso: «¿Cuánto tiempo podrá soportar el pueblo ruso las sanciones? Me atrevería a decir que solo meses. Ese frente interno se le podría abrir a Putin. Es incógnita a despejar en próximas semanas si antes no hay negociacio­nes o un cambio en la intervenci­ón de países de la OTAN, algo improbable dada la amenaza nu

clear que supone Rusia». El analista de seguridad y defensa Rodrigo Rodríguez Costa advierte de que tras fallar en sus objetivos iniciales de tomar Kiev rápidament­e, derrocar al presidente Zelenski e imponer un gobierno títere afín a Moscú en pocos días, «es seguro que el alto mando ruso ha tomado nota y realizará cambios, segurament­e en forma de uso masivo de su tremenda potencia de fuego para ‘ablandar’ la resistenci­a civil y militar, y tratar de quebrar su disposició­n a la lucha. Al mismo tiempo, si logran aislar a las tropas ucranianas y estas dejan de recibir ayuda exterior, la moral ucraniana bajará en la misma medida, rapidez y proporción que suba la rusa, y al mismo tiempo que se agoten los misiles y sistemas de armas entregados por Occidente».

¿Y qué espera conseguir Rusia? «Moscú no cesará en sus ataques hasta obligar, a este u otro gobierno ucraniano, a firmar importante­s concesione­s geográfica­s, como Crimea, el corredor terrestre de Mariúpol hasta Rusia en las costas del mar de Azov, o el Donbass, además de otras estratégic­as y políticas, como el compromiso de no adhesión a la OTAN», explica Rodríguez Costa.

Para Ucrania es fundamenta­l que Kiev no caiga. Esa puede ser la gran trampa en la que caiga Putin –«la guerra urbana de Kiev»– y con ello Zelenski podrá negociar, probableme­nte, la secesión de territorio­s pro rusos. «¿La hipótesis más peligrosa? Una huida hacia adelante de Vlad», comenta otra fuente militar bajo condición de anonimato. ¿Qué pasará por la cabeza de Vladímir? He ahí de nuevo, 81 años después, el «acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma».

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