La compleja transición hacia la empresa privada
Los expertos en talento ven el perfil de Casado más cercano a la docencia o la asesoría que a un rol ejecutivo
¿Y ahora qué? La convulsa y acelerada salida de Pablo Casado de la primera línea de la vida política obliga al exlíder popular a reajustar expectativas y a buscar nuevos horizontes profesionales. Los ‘headhunters’, los expertos en selección de talento cualificado, coinciden en que este viaje desde el ámbito público al privado no es fácil para un perfil como el suyo, sin experiencia previa en la empresa privada y con un importante peso institucional, a pesar de no haber alcanzado las responsabilidades de Gobierno. «Siempre es una transición complicada, pero este es un caso un poco más especial. Casado está más cerca de un expresidente del Gobierno que de un exministro, que son figuras a las que les resulta más sencillo desembarcar en un consejo. Generalmente los partidos cuidan a sus antiguos presidentes o secretarios generales, necesitan esas referencias históricas recientes. Y es en sus entornos de fundaciones y ONG de carácter nacional e internacional donde habitualmente encuentran acomodo y proyección. Creo que Casado puede avanzar a corto plazo por ese camino si mantiene un papel en el partido, aunque sea con esa función simbólica», explica Joan Navarro, vicepresidente de Asuntos Públicos en LLYC. «Su futuro puede pasar por seguir en política de una u otra manera, en ese entorno paralelo o de grises que son las fundaciones, organismos internacionales...», coincide Ignacio Jiménez, socio fundador de Talengo.
Si el exlíder popular decide quemar definitivamente las naves de la política, todos los expertos ven una vía de salida inmediata en el mundo académico. «Tiene un perfil bastante pronunciado hacia la docencia, para colaborar o dar clases en escuelas de negocio o instituciones universitarias», apunta Navarro.
Mucho más complejo es el salto a la empresa privada, especialmente a un puesto ejecutivo. Fernando Guijarro, managing director de Morgan Philips Talent Consulting, no tiene dudas de que a Casado le penaliza «la nula experiencia previa en el ámbito privado y también en la gestión de un ministerio o en una secretaría general. Si comparamos su perfil con el de Feijóo, este dirigió durante tres años Correos, una corporación con miles de empleados, en la que tomó decisiones, hizo el cambio de una empresa pública a semi-privada...». No es el único handicap. «También lo tiene complicado porque en España se ha impuesto una errónea corriente de cierre de las puertas giratorias que ha roto los vasos comunicantes entre política y empresa, algo que solo sirve para crear casta política», asegura Jiménez.
Entorno competitivo
Alberto Terrón, vicepresidente de Kingsley Gate Partners, señala otra turbulencia que Casado encontraría en un hipotético aterrizaje en el sector privado: «Se enfrentaría a un entorno muy competitivo y en el que hay que actuar a una velocidad completamente diferente. En la empresa manda el cortoplacismo, y los criterios de riesgo que rigen en las decisiones están basados en el beneficio y en el retorno de la inversión. Son modelos de negocio y organizativos que exigen mucha agilidad. Es difícil adaptarse a las dinámicas continuas de cambio en las que ahora se mueven las empresas», explica.
Pero los expertos también coinciden en señalar que las fortalezas profesionales de Casado (una vocación claramente internacional, su dominio del inglés, la influencia que se le presupone a un político de su nivel...) le allanan el camino de la asesoría cualificada, incluso más allá de las fronteras nacionales. «Otro buen horizonte es algún tipo de asociación, ya sea empresarial o fundación, donde su bagaje relacional sea relevante. O el mundo de la consultoría vinculado a temas europeos, relaciones con la administración…», añade Guijarro. A medio plazo, podrían abrirse también las puertas de algún consejo. «Ahora que, por ejemplo, está en primera línea todo el tema de los criterios ASG (aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo) quizás un perfil como el suyo es idóneo para poner en relevancia y reforzar estas políticas en una empresa», concluye Terrón.