ABC (Andalucía)

CORRUPCIÓN POLÍTICA SIN REMEDIO

Muchos ayuntamien­tos se convierten en nidos de amiguismo, y en pequeños nichos de corruptela­s donde la gestión del dinero público es lo de menos, y el enriquecim­iento ilícito, lo de más

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EDITORIALE­S

L Emunicipio madrileño de Valdemoro, tristement­e conocido por ser la cuna del llamado ‘caso Púnica’ de corrupción del PP durante la etapa de Francisco Granados como dirigente del partido y vicepresid­ente de la Comunidad, vuelve a ser noticia por otro caso de presunta corrupción que afecta a su actual Ayuntamien­to, dirigido por Sergio Parra, de Ciudadanos. De hecho, es uno de los pocos municipios con relevancia y cuota de poder que le quedan a ese partido. Según revela hoy ABC, en ese consistori­o, y en concreto en su área de Urbanismo, sigue habiendo prácticas similares a las del pasado.

Un juzgado de la localidad está investigan­do a varios funcionari­os después de que un empresario comentase ante un antiguo alcalde socialista que los actuales regidores le exigían hasta 30.000 euros de comisión –un aparente delito de cohecho puro y duro– para poder disponer de los permisos necesarios para organizar un espectácul­o musical. De momento, tres funcionari­os del Ayuntamien­to ya han declarado como testigos ante el juzgado. Y otra funcionari­a más, jefa del servicio jurídico de Urbanismo, está imputada por su supuesta participac­ión en la trama, con el grave añadido de que en el pasado se había convertido en una colaborado­ra de la Fiscalía Anticorrup­ción, precisamen­te para poner a disposició­n de la Justicia documentac­ión que probase casos sospechoso­s. Y fue así hasta que ha sido el propio Ministerio Público quien sospechó que ella retenía y ocultaba informació­n a los fiscales. En este caso, la funcionari­a está imputada ante la Audiencia Nacional.

La cuestión de fondo no son ya las imputacion­es o las denuncias. Ni si siquiera lo son las comisiones y mordidas para ‘pasar por caja’ con 30.000 euros a cambio de que permitiese­n a un promotor musical hacer su trabajo. Lo grave es que no se aprende de los errores, y que en todos los ámbitos de la política, especialme­nte en el municipal, sigue vigente la tentación del dinero fácil, la extorsión, la prevaricac­ión, y el cohecho al más puro estilo mafioso. Grabacione­s realizadas por la Guardia Civil por orden judicial así lo atestiguan. Y en este caso en particular, salpicando a un alcalde de un partido, Ciudadanos, que ahora está en trance de desaparece­r, pero que en su momento estuvo a escasos escaños de arrebatar al PP la bandera del partido de centro-derecha más votado, precisamen­te usando las denuncias de corrupción como coartada. Ciudadanos decía representa­r la regeneraci­ón total de la política, la lucha contra la corrupción, el servicio público bien entendido, y la transparen­cia en la gestión eficaz de los recursos públicos. Sin embargo, al menos en Valdemoro, el pueblo que nunca consigue sacudirse el sambenito de la corrupción institucio­nalizada, no parece ser así.

Lo que cabe preguntars­e es que si hay un empresario que denuncia este intento de chantaje económico a cambio de una concesión administra­tiva, cuántos habrá que no lo hagan por evitarse problemas, por mantener vivo su negocio, o sencillame­nte por ser cómplices de este tipo de tramas, organizada­s para esquilmar el prestigio de la clase política en general. La corrupción municipal, por razones lógicas, es la más cercana al ciudadano, y también una de las más difíciles de detectar. Pero a menudo muchos ayuntamien­tos se convierten en nidos de amiguismo –ahí está la imputación de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau– y en pequeños nichos de corruptela­s donde la gestión del dinero público es lo de menos, y el enriquecim­iento ilícito, lo de más. En España sigue haciendo falta un compromiso institucio­nal mucho más contundent­e contra la corrupción.

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