ABC (Andalucía)

Cantar por Perales

Con Putin destrozand­o Ucrania, llegan las chicas de ayer a hacer el ghandi y el hamsun con su pacifismo sin fuste

- ROSA BELMONTE

LA paz es un deseo de misses, belarras y monteros. Con lo de Ucrania, Belarra dice que «lo más sutil es apostarlo todo a la diplomacia, a la paz». Mientras hablaba no podía quitar los ojos de las mangas abullonada­s de su cazadora vaquera. No me pongo yo eso ni en el corredor de la muerte. Y Montero: «La única manera de parar los pies a Putin es defender la diplomacia de precisión». Ya estamos con las expresione­s que sólo entienden ellas. Lo mismo te salen con el suelo pegajoso que con la diplomacia de precisión. Lo del suelo pegajoso es, dentro de los estudios de género, un concepto de Catherine White Berheide en 1992. La dificultad de las mujeres para acceder al espacio público, a las formacione­s superiores, a la carrera laboral de éxito (o sea, algo que está antes de poder llegar al techo de cristal). Lo de diplomacia de precisión parece venir de Zapatero, ese hombre.

En ‘Un puñado de anécdotas’ (Anagrama), Hans Magnus Enzensberg­er recuerda desde lo cochinísim­a que dejaban Núremberg los que iban a los congresos del partido nazi (con lo bien que queda en ‘El triunfo de la voluntad’) a su expulsión de las juventudes hitleriana­s a los doce años. O que Julius Streicher vivía al lado (‘el vecino gordo’) y que su editorial había publicado el libro infantil de las increíbles narices judías. Pero a lo que iba es a esto sobre los alemanes (habla de sí mismo en tercera persona): «¿Cómo es posible que la mayoría de sus conciudada­nos se empeñaran en asegurar que no sabían nada al respecto? Ya desde pequeños, en lugar de decirles que vendría el coco, los amenazaban con: ‘¡Cuidado, querido, o acabarás en Dachau!’». Los alemanes veían. Nosotros vemos en la tele y leemos. Andenes llenos, gente huyendo o muertos al lado de su maleta. Aunque sólo fuera verdad la mitad, ya sería suficiente. Y vienen estos a hacer el gandhi. O el hamsun. Deja que te violen y no esperes ayuda, que será mejor.

Vale que el pacifismo ha pasado de ser una corriente burguesa liberal a otra cosa enraizada en consignas como ‘OTAN, no’ o ‘Nuclear, no gracias’ (otra muestra de inteligenc­ia). Que hay un pacifismo humanitari­o, ONG, voluntaria­do o mesomovili­zación. Otro palabro (se coordinan movimiento­s sin necesidad de una organizaci­ón jerárquica). O sea, esas cosas que a Putin le traen sin cuidado. Sobre todo, si se hacen fuera de su país.

Bertrand Russell fue encarcelad­o en 1918 por defender a los objetores de conciencia y por sus ataques al belicismo. Mantuvo su actitud pacifista toda su vida. Y Stefan Zweig se hizo pacifista también en la Primera Guerra Mundial. Luego se suicidó teniendo la guerra lejos. Pero, como diría la Veneno, ¿qué currículo tienen estas tarántulas? Les falta cantar por Perales: «Que canten los niños, que alcen la voz, que hagan al mundo escuchar, que unan sus voces y lleguen al sol, en ellos está la verdad».

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