La Universidad de Valencia apoya a una fundación creada por orden de Putin y que promueve la rusificación
Profesores y alumnos piden a la rectora que suspenda los polémicos acuerdos
Mientras varios campus se preparan para recibir profesores ucranianos de modo que puedan seguir ejerciendo su trabajo nada más entrar como refugiados a nuestro país, otras, que también abren sus puertas mantienen, al mismo tiempo, polémicos acuerdos de cooperación con fundaciones o instituciones enteramente dependientes del Gobierno de Vladimir Putin o creadas a petición expresa del presidente. Es el caso de la Universidad de Valencia (UV), según denuncia más de una decena de profesores y varias asociaciones de estudiantes que han enviado una carta a la rectora, María Vicenta Maestre Escrivá el pasado 28 de febrero. La misiva parte de la iniciativa del catedrático de Derecho Constitucional, Carlos Flores Juberías, que firma junto al colectivo de estudiantes Acción UV-Ucrania. En la carta se le agradece a la rectora la condena a la invasión de Ucrania por parte de Rusia (de hecho, la universidad ha publicado un escrito de posicionamiento en contra) pero se le reprocha que no basta. «Las condenas verbales hace mucho que dejaron de resultar efectivas contras las agresiones armadas, y las concentraciones solidarias harán bien poco por devolver la libertad al pueblo ucraniano», señala la misiva. Así, los firmantes piden «la inmediata suspensión de la efectividad y la subsiguiente denuncia de los acuerdos de cooperación existentes entre la Universidad de Valencia y la Fundación «Russkiy Mir» (Mundo Ruso)». En la carta recuerdan que esta fundación fue creada por orden del presidente ruso en julio de 2007 «y que tiene entre sus objetivos «la reconstitución, reforzamiento, recreación de la comunidad (rusa) en el espacio y la historia» sobreponiéndose a las «escisiones superadas del siglo XX»», apunta la carta citando parte del ideario de esta fundación (cuyo contenido ha sido corroborado por este periódico).
Alumnos de la UV en Moscú
Los firmantes denuncian que las acciones de esta fundación tienen como destinatarios, según apunta la propia fundación, a los «"compatriotas en los países de las ex repúblicas rusas y del extranjero"» –afirmaciones todas ellas que si en el momento de entablar relaciones con ella no suscitaron alarma alguna entre los responsable de suscribirlas, ahora resultan dramáticamente reveladoras». La carta no solo pide la suspensión de las relaciones con Russkiy Mir, también exigen la emisión de un comunicado por parte del Centro Ruso de la Universidad de Valencia condenando la agresión militar a Ucrania. También se pide dar por finalizado el acuerdo entre la Facultad de Dret de la UV y la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administración Pública (Ranepa) en virtud del cual se imparte una doble titulación en Derecho y Ciencias Políticas, cuya segunda promoción (2020-21) debería trasladarse a Moscú en septiembre, dice la carta. «La idea de que los estudiantes de la UV se hallen curando estudios no de otra disciplina, sino de Ciencias Políticas en una institución creada por y bautizada con el nombre del presidente ruso constituye un motivo de sonrojo que no debería prolongarse un día más». Por último, los firmantes han pedido que la rectora renuncie a la presidencia de la Alianza de Universidades Rusas y Españolas.
La Universidad de Valencia ha sido consultada por este periódico y el gabinete de la rectora dijo que «se está respondiendo directamente a los destinatarios». Juberías, por su parte, dice que no ha recibido ninguna notificación. La UV también apuntó a ABC que el Centro Ruso de la UV «no está desarrollando actividades» y, en cuanto a los alumnos que viajan a Moscú para hacer el doble grado, apuntan que «la interrupción de los convenios antes de la finalización del curso los situaría en una situación administrativa irregular».
La universidad dice que condena la invasión y que está cediendo instalaciones para recibir autobuses con población ucraniana