Ómicron es el fin
Es de esperar que en los primeros meses de 2022, los científicos vean claramente las primeras luces al final de este negro túnel
NUESTRA civilización actual queda admirada por la lucidez que tuvieron los griegos a principios de nuestra era para desentrañar misterios y leyes del cosmos y de la vida y que aún permanecen vigentes, una de esas leyes está referida a la termodinámica: ‘Motus in fine velocior’ (todo movimiento se acelera al final), y el universo es el padre de todos los ciclos termodinámicos que marcha hacia su entropía o muerte térmica, lo hace expandiéndose y actualmente todos los ingenios y aparatos que el hombre ha lanzado para escudriñar el cosmos revelan que esta expansión se dirige hacia el infrarrojo, es decir que se está acelerando. Einstein descubrió el Fondo Cósmico de Microondas, y aunque luego dijo que había sido el peor error de su vida, no fue así, sino que es una constante que revela la continua expansión del cosmos que hoy los telescopios espaciales como el Huble lo han comprobado, y pronto lo hará definitivamente el flamante telescopio WEBB lanzado al espacio este 25 de diciembre. Es decir, el universo ha iniciado su final acelerando su expansión, va hacia su entropía o muerte térmica irreversible.
Un virus no es una termodinámica ni mucho menos, sino que es una letra perdida en la evolución de la vida, y que para existir necesita aprovecharse de la termodinámica de los seres vivos que tienen el abecedario completo para aprovecharse de sus proteínas, y terminan destruyéndolo. Estos dos años de pandemia han sido una feroz e ininterrumpida batalla de la especie humana para defenderse del Covid-19, que por leyes darwinianas del ecosistema, evolucionó y se reinventò modificando sus espigas que le permitieran entrar engañando a nuestro sistema inmunológico, hasta llegar así a la última versión Ómicron, en la que todos los laboratorios del mundo han evidenciado la pérdida de virulencia con la que llegaron las primeras versiones, pero acompañada esta vez de una explosiva aceleración de contagios, lo que revela el final de su ciclo. Existe un orden universal subyacente que se hace explicito en todos los sistemas ordenando la marcha hacia la entropía, y así esta pandemia va hacia su entropía o final, y la prueba es que se está acelerando.
Ómicron apareció en el continente africano el 14 de noviembre con 283 casos, pero al mes siguiente, el 16 de diciembre había contagiado a 23.000 personas, fue una aceleración dramática que alertó a todo el mundo, pero el 28 de diciembre, la cifra cae a 15.000 afectados. «Vemos el comienzo del fin de la ola», acaba de proferir el director del hospital de Pretoria. A principios de diciembre la aceleración llegó a medio Europa, sobre todo al Reino Unido, Dinamarca, Francia, Noruega y luego a EE.UU., y hoy al terminar el año se ha vuelto un tsunami con 900.000 infectados diarios a nivel planetario, y esto seguirá ‘in crescendo’. Las autoridades del mundo están manejando la aceleración con prudencia, ya que provoca menos hospitalizaciones. El médico Zvika Granot de la universidad de Israel acaba de decir «por lo general los virus que son muy agresivos, no son muy infecciosos, y los virus que son muy infecciosos no son muy agresivos». Es de esperar que a primeros de 2022, los científicos vean claramente las primeras luces al final de este negro túnel.