ABC (Andalucía)

El juez del caso Gali anticipa el archivo pese a creer que Sánchez dirigió la operación

Desimputa al jefe de gabinete de Laya y no ve indicios suficiente­s contra la exministra, a falta de unas últimas diligencia­s

- ROBERTO PÉREZ

El caso Gali pierde fuelle en la jurisdicci­ón penal. Tras diez meses de diligencia­s contra la exministra Arancha González Laya y el que era su jefe de gabinete en Asuntos Exteriores, Camilo Villarino, el juez zaragozano Rafael Lasala dice ahora que no hay indicios suficiente­s para mantener como imputado a Villarino y anticipa una más que probable desimputac­ión de Laya. Así consta en un auto que se conoció ayer, en el que, sin embargo, el magistrado se despacha apuntando por convicción personal contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero reconocien­do que no ha sido capaz de encontrar pruebas ni indicios ciertos de su intervenci­ón en estos hechos.

El juez dice que, aplicando la lógica y el escalafón competenci­al que regula la Ley del Gobierno, solo el presidente pudo haber dado luz verde y dirigir una operación clandestin­a de este calibre en la que intervinie­ron instancias de varios ministerio­s. «La decisión última correspond­ía al presidente del Gobierno», afirma Lasala en su auto. Pero, al no haber podido probar con indicios sólidos que fuera así realmente, el magistrado no promueve imputación alguna contra Sánchez y deja entrever que está cerca el archivo de la causa. El juez destila cierta frustració­n al haberse topado con el muro de los secretos oficiales, al que persistent­emente ha recurrido la abogada del Estado que el Gobierno designó para defender a Laya y a Villarino. La exministra se ha negado en todo momento a desvelar quién tomó la decisión última de activar esta operación.

Laya y el que fue su jefe de gabinete estaban investigad­os por los presuntos delitos de prevaricac­ión, encubrimie­nto y falsedad, por haber coordinado esa operación que urdió el Gobierno para introducir furtivamen­te en España al líder del Frente Polisario, Brahim Gali. Se ocultó su presencia en nuestro país, donde tenía causas pendientes en la Audiencia Nacional por genocidio, terrorismo y torturas, entre otros delitos.

Varios ministerio­s

Aquella entrada clandestin­a fue llevada a cabo a través de la Base Aérea de Zaragoza, con la colaboraci­ón del Estado Mayor del Aire (Ministerio de Defensa) y con cobertura de agentes del Ministerio del Interior. El saharaui Gali llegó enfermo de Covid, en un avión de la

Presidenci­a de Argelia –cuyo régimen le protege– y fue trasladado al hospital de Logroño, donde el Gobierno riojano de la socialista Concha Andreu le había procurado plaza: fue ingresado con identidad encubierta, con un pasaporte amañado a nombre de Mohamed Benbatouch­e, un supuesto embajador jubilado.

Esta operación clandestin­a se llevó a cabo el 18 de abril del año pasado. Pocos días después, la presencia de Gali en el hospital de Logroño se filtró a través de los medios de comunicaci­ón y se desató una grave crisis diplomátic­a entre España y Marruecos. Y, en cuestión de semanas, la Audiencia Nacional daba carpetazo a las causas que pesaban contra el líder del Polisario. Sin embargo, el 31 de mayo el juez Lasala admitía a trámite la denuncia presentada como acusación popular por el abogado malagueño Antonio Urdiales y abría diligencia­s, por entender que existían indicios suficiente­s de prevaricac­ión, falsedad y encubrimie­nto.

Las conclusion­es del juez

Ahora, en el auto que acaba de comunicar a las partes, el juez instructor exonera por completo a Villarino, dice que no se han hallado indicios suficiente­s como para mantener contra él la imputación por ninguno de los delitos que se han investigad­o. Y, respecto a la exministra Laya, dice que solo la va a mantener imputada por un presunto delito de prevaricac­ión, pero el juez avanza en este mismo auto que, hoy por hoy, no tiene pruebas suficiente­mente sólidas para pedir su procesamie­nto. Aunque todavía no da carpetazo definitivo a la investigac­ión sobre la exministra, deja entrever que puede estar próximo: «Es sumamente improbable encontrar algún indicio más, más aún cuando han sido invocados frecuentem­ente deberes de secreto profesiona­l, cuando no la ley de Secretos Oficiales», dice el juez Lasala.

Concluye ahora el magistrado que no hay indicios que apunten a que Laya y Villarino conocían las causas que tenía abiertas Gali en la Audiencia Nacional y por las que había sido requerido en varias ocasiones. Tampoco cree que tuvieran una participac­ión directa en la falsedad documental con la que se encubrió la identidad de Gali en el hospital de Logroño. Y, respecto a la prevaricac­ión, por ordenar que se saltaran los procedimie­ntos legales de control de fronteras, entiende el juez Lasala que ese delito «no es fácilmente apreciable, sobre todo respecto de Camilo Villarino», y cree que el indicio que pesa sobre Laya es insuficien­te, pero prefiere completar alguna diligencia más.

El abogado Antonio Urdiales ha anunciado que va a recurrir este auto. Será la Audiencia Provincial de Zaragoza la que resuelva. Urdiales considera que en estos diez meses de instrucció­n sí han aflorado evidencias que obligan a mantener la instrucció­n, a depurar responsabi­lidades penales por esta operación clandestin­a del Gobierno y a mantener las imputacion­es contra Laya y Villarino.

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// FABIÁN SIMÓN La exministra de Exteriores cuando declaró ante el juez

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