ABC (Andalucía)

Vinicius y Benzema, pareja letal

► Los delanteros del Madrid, decisivos en la victoria blanca en Mallorca. El francés y Rodrygo abandonaro­n el campo con lesión en la segunda parte

- HUGHES

Pocas rotaciones en el Madrid, apenas retoques en el lado derecho. Por el Mallorca, su nuevo nueve Muriqi, uno que empieza la defensa y termina el ataque.

El Madrid empezó rebosante de confianza tras el PSG, con la defensa arriba y mucha pelota. Hubo pronto una ocasión de Benzema que había iniciado la jugada con una recuperaci­ón sin tocar la pelota, una captura elusiva, una especie de delicatess­en del menos es más. Benzema puso ese poquito de caviar (pero no ruso) sobre la tostada de regularida­d de Vinicius, por donde el Madrid quería salir a correr, por donde se aceleraba, como si por su lado se abriera siempre la puerta del recreo. Kubo lo quería retar en el otro lado del campo, con ese aire juvenil que podría convertirl­o en cedido perpetuo, en un expediente traspapela­do.

El Madrid estaba bien de piernas, fresco, pero tras unos minutos de correr tras la pelota, el Mallorca comenzó a ajustar la defensa, empezaron a bailar pegados en la marca. El partido se igualaba.

Esos minutos de transición sin ocasiones, no muy vistosos, permitían despistars­e, fijarse por ejemplo en Ancelotti. ¡Qué curioso personaje! Con su ceja, sus carrillos hinchados, su flequillo, tiene un aspecto realmente simpático. Se le quiere a Carletto. El madridista quiere a Ancelotti. Es un italiano entrañable ya como Torrebruno o Raffaella Carrá.

El Madrid, con cierta sequía, probaba sus tiros exteriores, pero Kroos no estaba fino. El partido oscilaba por emociones de tipo arbitral, faltas, alguna discusión. Sánchez Martínez es un árbitro sin autoridad gestual y se notaba. Vinicius recibía a la vez la patada y la tarjeta. El partido, que empezó suelto, pasó a pegajoso y ahora empezaba a ponerse bravo, y era un mérito indudable del Mallorca, ratificado en la mejor ocasión de la primera parte, una combinació­n entre Muriqi y Ángel que Maffeo remató al palo.

Maffeo estaba siendo uno de los protagonis­tas por su duelo con Vinicius. Ya se ha dicho que los laterales tienen en Vinicius una ocasión para brillar y tener foco. Vinicius pasó largos minutos sin irse del rival, sin poder ‘sentar’ a Maffeo, pero esto no lo sacaba del partido. Cuando no puede con el defensa se obstina, se pelea, establece con el otro un antagonism­o que lo tiene conectado. Es un extremo del KO, del regate, pero también a los puntos, que si no se puede ir pelea, lo intenta, lucha física y psíquicame­nte con el defensor hasta que empieza a ceder.

Por eso antes del descanso empezó a ‘agrietar’ a Maffeo y tuvo una ocasión con repostaje de finura en Benzema, y otra en la que dio un pase a Alaba.

Vinicius no es extremo guadianesc­o, de raptos e inspiracio­nes; es un extremo de asedio, que trata al lateral como a un saco de boxeo, y en esa insistenci­a el Madrid encuentra ritmo y argumento. Por eso el equipo no se deprime, no cae en las ausencias y tristezas de antes. Por eso llegó al descanso plenamente metido en el partido. ¿Cómo no estarlo con Vinicius?

El Madrid regresó del descanso con la misma altura de miras, con iniciativa y ganas de atacar, y el pago lo tuvo pronto: una presión alta, con mérito y robo de Valverde (se nota su energía), acabó en Vinicius, que no falló. La asistencia fue de Benzema En todos los partidos se reparten el botín de las estadistic­as.

Ancelotti hizo cambios y, prudente, pensando ya en el Clásico, retiró a Casemiro para evitar que viera una amarilla.

El Madrid podía haberse arrellanad­o entonces en el bloque bajo, pero quiso seguir arriba, se le vio, hasta que fue echándose atrás poco a poco y perdiendo a tramos la pelota, como si algo subconscie­nte mandara sobre ellos.

Lo más reseñable en esos minutos fue la lesión de Rodrygo. Se fue del campo sin poder pisar tras una entrada de Raíllo. Tuvo que ser dura para que Sánchez Martínez considerar­a razonable sacarle una amarilla.

La pareja de la liga decidió entonces acabar con el partido en una larga ‘contra’ en la que uno y otro se buscaban atrayendo a los rivales. El penalti a Vinicius lo marcó Benzema, según el gananciale­s de la delantera. Después repitió el nueve rematando de cabeza un pase de Marcelo. Estos esfuerzos le costaron un problema muscular y tuvo que marcharse cojeando. Las temporadas son también ‘molto longas’. A diez del Sevilla, Ancelotti tendrá que rotar.

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// REUTERS Vinicius anotó el primer gol del Real Madrid
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