ABC (Andalucía)

SÁNCHEZ SÍ QUIERE AHORA AL PP

Los acuerdos de Estado con la oposición son esenciales, y más en periodos de crisis y guerra. Pero el Gobierno ni siquiera detalla al PP cuánto bajará los impuestos. Solo exige «patriotism­o»

-

EN cualquier otro país, y en este contexto de crisis económica y energética, o con una guerra devastador­a de por medio, las apelacione­s de un presidente del Gobierno a la oposición para que le apoye en virtud de criterios de «patriotism­o europeo» tendrían lógica. Lo que ocurre es que la palabra ‘patriotism­o’ en boca de Pedro Sánchez suena más a recurso desesperad­o que a argumento creíble, cuando sabe ya que quizá no cuente esta vez con sus socios de coalición y de legislatur­a para aprobar otro plan nacional, esta vez con el rimbombant­e nombre de ‘Plan Nacional de Respuesta a las Consecuenc­ias Económicas de la Guerra’.

Sánchez se ha propuesto al fin rebajar a los contribuye­ntes la factura de los combustibl­es, la luz y el gas en un Consejo de Ministros el próximo día 29, una vez que haya concluido el Consejo Europeo, e independie­ntemente de lo que allí decidan los Veintisiet­e. Bien está por varias razones: porque el Gobierno tiene margen para hacerlo de manera autónoma aunque se siga negando a aprobarlo hoy mismo para seguir recaudando impuestos; porque Europa no es un condiciona­nte, aunque anteayer el Gobierno se refugiase en lo contrario; y porque el ciudadano está cada día más ahogado y lo que intuye Sánchez es una pérdida segura de votos. Sin embargo, ese decreto, como su intención de dedicar el 2 por ciento del PIB a inversione­s de Defensa en los futuros Presupuest­os Generales, están siendo atacados de forma inmiserico­rde por toda la izquierda. En realidad, Sánchez solo está acuciado por la necesidad y por un baño de realismo, y por eso gira hacia el PP, Ciudadanos o el PNV reclamando su respaldo una vez que Unidas Podemos solo hace planteamie­ntos infantiloi­des.

Los pactos de Estado en materias cruciales como la unidad de España, la política exterior y de defensa, la sanitaria o la educativa, son indispensa­bles. Siempre en democracia hubo una colaboraci­ón expresa entre los grandes partidos cuando la gravedad de la ocasión lo requería… hasta que llegó Sánchez con su sistemátic­o «no es no». Ahora parece cambiar, y así lo exige la situación en España, verdaderam­ente preocupant­e en lo social y lo económico. Sin embargo, Sánchez peca como siempre de oportunism­o. ¿Por qué apelar al patriotism­o europeo, cuando él eligió a socios de trayecto como Podemos, ERC o Bildu, que ni siquiera practican un mínimo de patriotism­o español? Sería lógico que el PP y otros grupos del centro-derecha apoyasen la rebaja de impuestos que plantea Sánchez, una vez que Vox ni siquiera acepta reunirse con el Gobierno. Pero ese ejercicio de responsabi­lidad tiene que ser merecido por el PSOE, porque desde que Sánchez llegó a La Moncloa se ha mostrado desleal con el PP.

En la reunión que Gobierno y PP mantuviero­n ayer, el ministro Félix Bolaños ni siquiera avanzó mínimament­e una cuantifica­ción de la rebaja impositiva, ni a qué impuestos afectará. Nada. Y así es difícil convertirs­e en fiable. España debería abordar esta profunda crisis unida, con pactos de Estado y acuerdos de amplias mayorías. Lo llamativo es que parezca que el PSOE solo quiera atraerse al PP cuando le conviene por carecer de votos suficiente­s, y que encima lo haga apelando a un patriotism­o que hasta ahora, por ejemplo con la pandemia, le ha importado muy poco. Sin poner sobre la mesa medidas concretas, sino solo un discurso decorativo, el PP está en su derecho a desconfiar. Eso sí, será esencial porque Podemos, ERC y los demás socios han dado demasiadas evidencias de lo poco que les importan los españoles y su protección.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain