La Generalitat cede con el nuevo currículo educativo para rebajar la tensión antes del fallo del 25%
►En su segundo día de paro, los profesores boicotean al consejero y piden su dimisión
Cataluña vivió ayer su segundo día consecutivo de huelga en la educación pública, con los sindicatos de profesores reforzados tras su masiva manifestación de anteayer por el centro de Barcelona y con sus primeras victorias por un rotundo paro de cinco días. Un día después de que los docentes clamaran contra la intermediación del presidente catalán Pere Aragonès para desencallar el conflicto ante las pésimas relaciones con el consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, este se vio abocado a ceder en algunas de las exigencias del colectivo relacionadas con el nuevo currículo, para tratar de aligerar unas tensiones que previsiblemente se recrudecerán cuando, en breve, tengan que acatar la sentencia que impone el 25% de las clases en castellano.
Cambray tenía que inaugurar a primera hora de ayer el Salón de la Enseñanza y ese fue el primer objetivo de los manifestantes, que irrumpieron en la feria barcelonesa y boicotearon el acto. Horas más tarde el consejero anunció, en un intento de conseguir una tregua, una moratoria optativa de un año sobre la aplicación de un nuevo decreto de currículos escolares que el departamento está elaborando. Los sindicatos no cogieron el guante y acusaron al titular de Educación de «cargar a las direcciones con la responsabilidad de aplazar o no las nuevas disposiciones del currículo». El borrador con los nuevos criterios, de hecho, ya está presentado y ha conseguido hasta el momento más de 500 aportaciones del sector que se incorporarán a la propuesta definitiva que se conocerá la próxima semana, detallaron desde Educación.
Además, Cambray remarcó que darán todas las herramientas para que los centros lleven a cabo el cambio curricular de manera progresiva durante los próximos tres cursos. Destacó, asimismo, que con la moratoria anunciada no harán falta modificaciones de forma precipitada. Además, aseguró que «entiende el cansancio y la inquietud» del profesorado, pero descartó dimitir como le exigen desde hace semanas desde el sector.
Con esta cesión, Educación preveía suavizar las tensiones con las plantillas docentes, pero no consiguió rebajar la indignación. Iolanda Segura, portavoz sindical de Ustec-Stes, se mostró sorprendida ya que siempre les habían trasladado que el currículum se tenía que aplicar enteramente en septiembre. Desde CC.OO. también lamentaron que una medida tan importante se modificara con improviso y se anunciara en rueda de prensa.
Inauguración fallida
Las miradas estaban puestas ayer en el Salón de la Enseñanza de Barcelona, que abría puertas y que Gonzàlez-Cambray tenía que inaugurar junto a otras autoridades. Más de un centenar de profesores se concentraron ante el recinto de Montjuic y acabaron irrumpiendo en el salón, donde hicieron una sonora y vistosa sentada que impidió celebrar el acto. ‘Cambray dimisión’ y ‘Cambray escucha’ fueron dos de las frases más coreadas junto a ‘Basta de recortes en la educación’ o ‘No va de vacaciones’. Se calcula que en su segundo día, un 15,3% de los docentes de la enseñanza pública y un 7,6% de la concertada secundaron la huelga.
El paro ha llegado, de hecho, por una serie de conflictos laborales sin resolver y nuevas políticas que han indignado al sector. El avance del inicio escolar –que se adelanta diez días a partir del próximo curso– fue la gota que colmó el vaso de unas plantillas hastiadas por la imposición de un nuevo currículo educativo, el abuso de personal interino o la todavía elevada ratio en las clases. Todo ello sumado a la falta de concreción sobre cómo los centros deberán responder a la obligatoriedad de impartir el 25% de las clases en castellano, una realidad que les llegará en los próximos días.