‘El peligro de las buenas compañías’ o el riesgo de los cuñados ejemplares
►La comedia de Javier Gomá se estrena en el Teatro Reina Victoria con dirección de Juan Carlos Rubio
Fernando Cayo, Carmen Conesa, Ernesto Arias y Miriam Montilla son los intérpretes de la función
«No es una obra filosófica; es una obra de codazos; todo el mundo puede reconocer situaciones», dice Gomá
Lola y Julia son hermanas; están casadas, respectivamente, con Tristán, un prestigioso y abogado en ascenso; y Félix, actualmente en el paro, y a quien muchos considerarían ‘el hombre perfecto’, una persona verdaderamente ejemplar. Estos son los cuatro protagonistas de ‘El peligro de las buenas compañías’, una comedia escrita por Javier Gomá, dirigida por Juan Carlos Rubio e interpretada por Fernando Cayo, Carmen Conesa, Ernesto Arias y Miriam Montilla. El montaje se estrena mañana en el Teatro Reina Victoria, donde estará hasta principios de mayo.
«Todo el mundo nos previene contra las malas compañías, pero nadie contra las buenas, cuando mi experiencia me ha enseñado que las buenas acaban siendo más peligrosas –explica el personaje que interpreta Fernando Cayo en una de sus primeras intervenciones–. Mi caso lo prueba. Mi mujer es hermana de Julia. Se adoran desde niñas. Fantástico, ¿no? Si, si no fuera porque la unión entre ellas acentúa hasta un grado insoportable la comparación entre los maridos, Félix y yo. Y mi mala suerte ha querido que Félix sea la personificación misma de la Virtud Irreprochable. No de la apariencia de virtud, la de esos que afectan ser una cosa y luego son otra, sino de una virtud real, patente, sólida, maciza. Lo que no me trae más que inconvenientes. No podéis imaginar la incomodidad de tener eternamente cerca a un Don Virtuoso de las narices con el que te comparan día y noche y es que Félix recuerda a quien quiera verlo lo fácil, pero rematadamente fácil, que es ser marido tierno y detallista, excelente ciudadano, amo de casa servicial y hasta cocinero, siempre, claro, que le ponga uno un poco de buena voluntad». «Mi mujer –confiesa Javier Gomá entre sonrisas– me dijo después de ver un ensayo que se había enamorado de Félix».
«Te empeñas en ser ejemplar de modo temerario, ignorando o fingiendo ignorar el dolor que tu persona causa en los demás –le espeta en un momento Tristán a Félix–. ¿Alguna vez te has parado a pensar en las vejaciones, vilipendios, humillaciones y atropellos que tu ejemplaridad ha ocasionado a tanta gente? ¿En el amargo resentimiento que ha sembrado la continua comparación contigo? ¿Creías que se puede ser bueno y ya está, hala, sin calcular las consecuencias? Pues ya es hora de que alguien te dijera que la ejemplaridad es sumamente peligrosa».
«Obra de codazos»
«Es una obra de codazos; todo el mundo puede reconocer situaciones y se puede sentir identificado con alguno de los personajes, porque nace de las entrañas del ser humano», explica su autor, que cada vez le está siendo más infiel a su esposa, la filosofía, con su amante el teatro; una disciplina que le permite abordar aspectos de la realidad que no se dejan atrapar en conceptos. «La actitud de relativización general, de placer, de juego, de deportividad, de autoironía que tiene el teatro, no te lo da el ensayo», justifica Javier Gomá.
«Esta no es una obra filosófica ni de pensamiento –añade–, es una obra de conversaciones posteriores». «El teatro es no conceptual; el teatro es acción, es drama, son personajes y conflictos. Un espectador puede pasar un buen rato –y con todo el convencimiento les digo a los espectadores que no se pierdan este espectáculo–; es una obra muy particular, se va a reír, se va a emocionar. El planteamiento es filosófico, sí, pero no la narración».
‘El peligro de las buenas compañías’ fue primero ‘Quiero cansarme contigo’; se publicó en 2019 y Gomá la incluyó en su trilogía teatral ‘Un hombre de cincuenta años’ (Galaxia Gutenberg, 2021), que se completaba con ‘Inconsolable’ y ‘Las lágrimas de Jerjes’. La pandemia ha retrasado la puesta en escena de lo que su autor definió como una ‘comedia moral’, que se estrena ahora de la mano de Juan Carlos Rubio. Director y autor han trabajado juntos en los últimos meses para reducir su duración e ir limando las aristas de un texto pensado en principio para ser leído y no interpretado. «Ha quedado mucho mejor, estoy muy satisfecho del resultado», reconoce Javier Gomá, que desliza que encontró para ella inspiración en situaciones familiares, aunque no desciende al detalle.
«He situado la acción, que en el original se desarrolla en distintos espacios: un coche, el salón de una casa, etcétera, en un piano bar –explica por su parte Juan Carlos Rubio–; es desde este lugar desde donde se cuenta la historia, que incluye varias canciones» (Fernando Cayo, que estrenó ‘Inconsolable’, el monólogo con el que Javier Gomá pisó por primera vez las tablas, canta y toca el piano en la función). Es la manera que tiene Rubio de iluminar el humor que respira esta ‘alta comedia’, un género que ha sido desterrado prácticamente de los escenarios españoles. ‘El peligro de las buenas compañías’ habla, básicamente, de la crisis de los cincuenta y de los problemas de pareja, todo desde el enredo, la confusión y el sentido del humor. «Es una herramienta fundamental en mi vida cotidiana –dice Javier Gomá–; los que tendemos a tomarnos a nosotros mismos demasiado en serio llegamos a ser insoportables, y necesitamos el humor para relativizar. El humor es muy civilizador».
El cuñadismo
La obra habla también de una cuestión muy española, ‘el cuñadismo’. Ríe Javier Gomá cuando se le pregunta si el cuñado es el peor enemigo del hombre. «Tiene los elementos de la cercanía y la igualdad; pocas personas están más cerca de uno, pero al mismo tiempo es la pareja de la hermana de tu mujer –en esta obra hay distintas combinaciones–. Y la ejemplaridad –la piedra filosofal de ‘El peligro de las buenas compañías’ –cuando se produce en términos de cercanía e igualdad».