ABC (Andalucía)

La guerra de nunca acabar

¿Quién va a cansarse antes, los unos de morir o huir o los otros de destruir? Es el dilema ucraniano. Y el de los que lo contemplam­os por la tele

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

AMABLE lector: me creo obligado a advertirle de que si espera de esta columna el desenlace de la crisis de Ucrania, que acongoja a Europa y contiene la respiració­n del mundo, mejor que no siga leyendo. Ni siquiera los contendien­tes saben cómo ni cuándo va a acabar. Y si bien algunos prestigios­os analistas, como Guy Sorman y Francis Fukuyama, apuestan por la derrota de Putin, que sería también la de Rusia, no hay que olvidar que si uno anunció hace medio siglo el fin de la Historia con el triunfo de la democracia y el mercado, el otro advierte de que «nadie puede poner fecha a la salida de las tropas rusas». Así de enredada está la situación.

Lo que nosotros podemos hacer es fijar las posiciones de cada contendien­te y, a la vista de lo ocurrido en estas tres semanas, prever su desenlace o bloqueo. El objetivo de Putin está claro desde que el desplome del muro berlinés trajo el fin de la Unión Soviética: recobrar el colchón de los estados satélites que la aislasen de lo que más teme, la democracia. De esta manera, comenzó en Asia y, aunque sin duda fracasó en Afganistán, no debía tener miedo, pues los talibanes la odian aún más que él. Pero triunfó en Chechenia y Georgia, pasando a cuchillo a quienes se opusieron.

Asegurado ese flanco, volvió los ojos al oeste. Su primer objetivo, Crimea, lo consiguió a base de sorpresa y audacia. Eso debió animarle a ocupar lo que figura como madre de Rusia en sus textos: Ucrania. Equivocánd­ose. El paseo triunfal que esperaba se ha convertido en una guerra de desgaste militar y político que está acabando con su prestigio. Cuanto más resisten los ucranianos, más fieros se muestran los rusos, que machacan viviendas, hospitales, teatros, escuelas y cuanto encuentran por delante. Sin haber tomado la capital todavía. Putin ha tenido que cambiar el relato: de «salvar a los rusos en Ucrania, a desnacific­arla», algo que demuestra lo falto de excusas que se encuentra.

Mientras, Ucrania aspira a convertirs­e en un país occidental. Pero eso es lo que Putin intenta evitar por el contagio que le supone. Lo grave es que puede arrasar Ucrania, e incluso un conflicto nuclear.

Cuando las posiciones están tan distantes, el acuerdo solo puede llegar por la cesión de ambas partes. Ucrania ha dado a entender que está dispuesta a no ingresar en la OTAN, aunque busca la protección de esta. Rusia la quiere desmilitar­izada y neutraliza­da, mientras multiplica sus bombardeos. ¿Quién va a cansarse antes, los unos de morir o huir o los otros de destruir? Es el dilema ucraniano. Y el de los que lo contemplam­os por la tele.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain