ABC (Andalucía)

El búnker evitó una matanza de civiles en el teatro de Mariúpol

► Según las autoridade­s locales, había un millar de personas refugiados en su interior

- S. GAVIÑA MADRID

Después de tanta muerte y destrucció­n, Mariúpol, la ciudad más asediada por las fuerzas rusas, amanecía ayer con una noticia positiva: las autoridade­s locales informaban de que la mayoría de los civiles que habían buscado refugio en el interior del teatro de Mariúpol –más de un millar, la mayoría de ellas mujeres, niños y ancianos– habían sobrevivid­o al bombardeo del día anterior que había destruido casi por completo el edificio. Una construcci­ón civil que días antes había sido marcada, como se aprecia en imágenes vía satélite, con la palabra ‘niños’ en la parte anterior y posterior del teatro alertando de que se había convertido en refugio –el mayor de la ciudad– de civiles.

«Hace unos minutos tuvimos informació­n de que el refugio antibombas había aguantado y de que las personas que estaban en él sobrevivie­ron», declaraba a la BBC el diputado ucraniano Dmytro Gurin, que reconocía que en ese momento se desconocía todavía si había «algún herido o algún muerto. Pero parece que la mayoría de ellos han sobrevivid­o y están bien». Poco después se conocía que al menos 130 personas había podído salir de entre los escombros, aunque el rescate estaba siendo dífícil. Funcionari­os ucranianos aseguraron que la parte central del edificio se había derrumbado sepultando a un gran número de personas bajo los cascotes, y que los escombros estaban bloqueando la entrada al refugio antiaéreo ubicado dentro del edificio. Señalando además que las labores de los rescatista­s estaba resultando muy complicada­s debido al bombardeo continúo de la ciudad.

«Mentira», según Rusia

Como ya hizo poco después de conocerse el ataque, Rusia volvió a negar ayer su responsabi­lidad en el bombardeo. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zajarova, calificó de «mentira» las acusacione­s, y reiteró la versión del Kremlin de que entre los objetivos de las fuerzas rusas no estaban los civiles. «Las fuerzas armadas de Rusia no bombardean pueblos y ciudades», dijo en una sesión informativ­a. El día anterior, el Ministerio de Defensa ruso había señalado al Batallón Azov, un grupo paramilita­r nazi, como responsabl­e de esta «nueva provocació­n sangrienta».

Horas después del bombardeo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se mostró consternad­o por este nuevo ataque a estructura­s civiles, que sirven de refugio a los ucranianos que no han podido huir: «El corazón se rompe por lo que Rusia hace a nuestro pueblo, a nuestra Mariúpol y a nuestra región de Donetsk».

Bombardeos como estos llevaron tanto al presidente Joe Biden, el miércoles, como ayer, al secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, a acusar a Rusia de «crímenes de guerra».

El rechazo ante lo que pudo ser una matanza fue seguido de solidarida­d: Italia anunció ayer su intención de reconstrui­r el teatro. «El gabinete ha aprobado mi propuesta de ofrecer a Ucrania los recursos y los medios para reconstrui­rlo lo antes posible. Los teatros de todos los países pertenecen a toda la humanidad», afirmó el ministro de Cultura italiano, Dario Franceschi­ni, en su cuenta de Twitter.

Mariúpol, punto estratégic­o para Rusia, es una de las ciudades más castigadas por los bombardeos que en tres semanas habrían destruido entre el 80 y 90% de sus viviendas.

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