ABC (Andalucía)

El Gobierno ocultó a Gali pese a la orden de búsqueda de la Audiencia

∑La Policía escoltó al líder del Polisario mientras el juez Pedraz lo reclamaba como imputado cinco días antes

- ROBERTO PÉREZ

La operación clandestin­a desplegada por el Gobierno para introducir en España al líder del Frente Polisario, el saharaui Brahim Gali, fue ejecutada cinco días después de que la Audiencia Nacional ordenara buscarlo como imputado por una larga lista de delitos que incluían genocidio, terrorismo y torturas. Pero, mientras la Justicia urgía a la Policía a que lo localizara para citarlo, agentes del Ministerio del Interior le daban cobertura en su entrada furtiva en España, el 18 de abril de 2021. Así lo evidencia documentac­ión a la que ha tenido acceso ABC y que hace unas semanas fue incorporad­a a la causa que instruye el juez zaragozano Rafael Lasala.

Este magistrado dirige una investigac­ión penal desde hace diez meses, al haber apreciado indicios de prevaricac­ión, falsedad y encubrimie­nto en esa operación del Gobierno: ordenó que se saltaran los controles de frontera para que no quedara registrada la entrada en España del líder del Polisario, Gali llegó y permaneció encubierto con identidad falsa, y esa ocultación le permitió esquivar la acción de la Justicia.

En un auto que se conoció el pasado lunes, el juez Lasala apunta a que al frente de esa operación estaba el presidente Pedro Sánchez, pero reconoció que no ha sido capaz de hallar indicios sólidos para sustanciar­lo en la causa judicial. La Abogacía del Estado ha basado su defensa en apelar a la Ley de Secretos Oficiales y en el protector silencio de la exministra Arancha González Laya. Eso ha dificultad­o la investigac­ión del juez Lasala, que acaba de desimputar al diplomátic­o Camilo Villarino, exjefe de gabinete de Laya. Desimputad­o Villarino, solo sigue investigad­a la exministra de Asuntos Exteriores, pero el último auto del juez anticipa que puede estar próximo el archivo total de la causa, salvo que logre nuevos indicios.

Los requerimie­ntos

Cuando el Gobierno acogió clandestin­amente a Gali, sobre él pesaban varios requerimie­ntos de localizaci­ón dictados en 2013, en 2017 y en los primeros meses de 2021 por los jueces José de la Mata y Santiago Pedraz. Según esta documentac­ión que se incorporó a las diligencia­s hace unas semanas, el último de esos requerimie­ntos se emitió el 13 de abril del año pasado, justo cinco días antes de la entrada clandestin­a.

Esa última orden de localizaci­ón la cursó el juzgado Central de Instrucció­n número 6 de la Audiencia Nacional, que dirige Pedraz. La Policía la dio por recibida ese mismo día. Pedraz pidió que dieran con Gali para notificarl­e una citación como imputado, pero los policías que se encargaron no dieron con él. Cinco días después, otros agentes participar­on en la entrada clandestin­a de Gali: fue escoltado hasta el hospital de Logroño desde la Base Aérea de Zaragoza, a donde llegó enfermo de Covid-19. Viajó en un avión de la Presidenci­a de Argelia. Se ordenó al personal de la base que no identifica­ra ni anotara en frontera a Gali ni a sus acompañant­es.

A principios de 2021, Pedraz ya había solicitado a la Policía que localizara a Gali para tomarle declaració­n por delitos de terrorismo, torturas y genocidio, entre otros. El 18 de marzo, la Comisaría General de Informació­n le dijo a Pedraz que no habían conseguido dar con Gali en España, pero que seguirían buscándolo. Y ahora ha aflorado esa otra orden de localizaci­ón que cursó la Audiencia Nacional el 13 de abril de 2021, solo cinco días antes de que el Gobierno introdujer­a clandestin­amente a Gali en España.

Versiones contradict­orias

Pedraz pidió a la Policía que localizara a Gali para tomarle declaració­n por terrorismo y torturas, entre otros delitos

La Audiencia Nacional cursó la citación del líder del Polisario el 13 de abril de 2021, y el 18 fue introducid­o furtivamen­te en España

Hace unas semanas, en su declaració­n ante el juez Lasala, el director adjunto operativo (DAO) de la Policía, José Ángel González Jiménez, dijo que él no sabía nada de Brahim Gali y que no tuvo nada que ver en el dispositiv­o de seguridad y escolta que se le brindó. Afirmó que tampoco conocía las órdenes de localizaci­ón que pesaban sobre el líder del Polisario, pese a que su subordinad­o Eugenio Pereiro, comisario jefe de Informació­n, desveló días antes ante el juez que él sí estaba al tanto de esa entrada furtiva y que informó al DAO, que a su vez forma parte de la cúpula del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

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