Fosfatina en el Sahara
A buenas horas descubre Iglesias que Sánchez es un embustero «del que es imprudente fiarse». Descubriendo un Pinocho a los cuarenta y tantos
La locuacidad de Iglesias es directamente proporcional al tiempo libre que le deja su temprana prejubilación política, que si bien es una bendición para España trae un incremento exponencial, ahí está lo malo, de sus deposiciones orales sobre esto, aquello y lo de más allá (solo le falta entrar en lo de los ovnis), lo que le convierte en un auténtico tostón habida cuenta de la multiplicación, a tanto la pieza, de sus colaboraciones en los medios. No ha tardado en arremeter contra el giro unilateral de Sánchez en el Sahara, que quizá por ser tierra rica en fosfatos ha hecho fosfatina la postura que España lleva teniendo desde hace cuatro décadas respecto a su antigua colonia. Concluye Iglesias que «es una imprudencia fiarse de Sánchez», aquel que en principio descartó meterlo en La Moncloa, o al menos eso dijo en la tele, porque no se fiaba del podemita y no iba a poder pegar ojo. Ahora descubre el ilustre vecino de Galapagar el apasionado idilio que Sánchez mantiene con la mentira, el embuste, el engaño, la trápala, el embeleco o el bulo, todo a la vez y en todo momento, una auténtica enciclopedia de la trola donde descuellan ‘hits’ del tamaño de aquel «con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo repito cinco veces o veinte. Con Bildu, se lo repito, no vamos a pactar». No ni ná... Hacerse ahora el sorprendido con la extraordinaria mendacidad de Sánchez es un ejercicio de cinismo y un desahogo impropio de quien se tiene a sí mismo por un tipo perspicaz a quien no es fácil que se la den con queso, de tan astuto e intuitivo que es. Lo del chiste al ver la colilla: «Aquí han fumado». Mientras, en defensa de su cartera, moqueta y sueldo, Díaz, Belarra, Montero y Garzón tragan con la ‘traición’ al pueblo saharaui del sanchismo (del que no se apean), el ilustre prejubilado se conforma con pontificar en las radios cual jubilado que, a la voz de ‘zuri, zuri, zuri’, echa pan a las palomas para entretener su prematura cesantía.