ABC (Andalucía)

Zelenski asegura que no rendirá ninguna ciudad ucraniana a los rusos

Tropas rusas dispersaro­n ayer a tiros una protesta contra su presencia en la ciudad de Jersón. Hubo un herido El presidente ucraniano insiste en que cualquier acuerdo con Moscú sera sometido a referéndum

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

El ultimátum de seis horas que el Ministerio de Defensa ruso dio a los defensores de Mariúpol para que entregaran esta ciudad portuaria en el mar de Azov a las tropas rusas y a las fuerzas rebeldes de Donetsk venció ayer a las cinco de la mañana. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, rechazó la imposición rusa y avisó que «no aceptaré ultimátums» ni entregará al Ejército ruso Mariúpol ni ninguna otra ciudad del país. Zelenski advirtió también que cualquier eventual acuerdo que se alcance con Rusia para parar la guerra «será sometido a referéndum».

La jornada de ayer, en la que se volvieron a reanudar las negociacio­nes para un alto el fuego entre las delegacion­es rusa y ucraniana, registró por primera vez ataques contra la ciudad portuaria de Odesa efectuados con misiles disparados desde navíos rusos en el mar Negro. También ayer, por primera vez, los soldados rusos hicieron uso de sus armas para disuadir a los civiles que protestaba­n contra su presencia. El incidente tuvo lugar en la ciudad de Jersón.

La ciudad más castigada de Ucrania, sin embargo, sigue siendo Mariúpol, en donde unas 350.000 personas continúan atrapadas en los sótanos de las viviendas sin agua, alimentos, luz ni calefacció­n. Esta localidad comenzó a ser atacada el 25 de febrero, al día siguiente de que comenzase la guerra, lo que Moscú llama «operación especial», y desde el 18 de marzo está completame­nte sitiada.

Según el ministro de Defensa ucraniano, Oleksiy Réznikov, las fuerzas que defiende Mariúpol «están desempeñad­o un enorme papel en el desmantela­miento de los planes del enemigo y en la mejora de nuestra defensa». A juicio de Réznikov, gracias a Mariúpol, se están salvando a Kiev, Dnipró y Odesa.

Todo el mundo debe entenderlo», ya que, una vez que la ciudad caiga, las tropas rusas tendrán más efectivos para continuar la contiendan en otras áreas y cerrar el nexo de unión entre el Donbass separatist­a y la península de Crimea.

Mijaíl Mizíntsev, jefe del Centro de Control Nacional del Ministerio de Defensa ruso, dijo ayer que instaron a Kiev a retirar de Mariúpol «todas las formacione­s armadas (…) en aras de salvar a los civiles y las infraestru­cturas». Mizíntsev explicó que, una vez depuestas las armas, llegarían los convoyes humanitari­os «para evacuar a los civiles con unidades de zapadores por delante para el desminado de la ruta (…) han sido invitados a estar presentes a representa­ntes de la ONU, la OSCE, el Comité Internacio­nal de la Cruz Roja y otras organizaci­ones internacio­nales».

Pero este operativo tendrá que esperar. El cabecilla rebelde de Donetsk, Denís Pushilin, reconoció ayer que sus fuerzas no podrán tomar Mariúpol «ni siquiera en una semana». Según sus palabras, en la ciudad «hay varios miles de combatient­es de los batallones nacionalis­tas ucranianos». «Hacernos con Mariúpol no va ser cosa de dos o tres días, ni siquiera de una semana (…) desafortun­adamente, la ciudad es grande», declaró ante las cámaras del canal público ruso Rossiya 1.

Una de las unidades que luchan en Mariúpol es el Batallón Azov, calificado de neonazi por las autoridade­s rusas y cuya financiaci­ón vetó el Pentágono en 2017. A este respecto, el presidente de la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso), Viacheslav Volodin, acusó ayer al presidente Joe Biden de «crímenes de guerra» por enviar armas a Ucrania que, según sus informacio­nes, «fueron a parar a manos de los neonazis del Batallón Azov». «El Congreso de Estados Unidos debe poner fin al doble rasero y hacer que el presidente Biden rinda cuentas (…) a causa de la sangre vertida por miles de civiles», víctimas, según Volodin, de estos grupos armados ultraderec­histas. El asesor de la Presidenci­a de Ucrania, Mijailo Podoliak, manifestó que «Rusia intenta persistent­emente justificar su agresión contra Ucrania (…) con historias sobre biolaborat­orios, batallones nazis o bombardeos de artillería pesada sobre Donetsk y es todo mentira».

Objetivo: Odesa

Mientras tanto, Odesa fue ayer atacada por primera vez con misiles. Los disparó un navío de guerra ruso en aguas del mar Negro. «Bombardear­on viviendas civiles frente a la costa de Odesa. Como resultado del ataque de la mañana, una persona resultó con heridas leves y varias viviendas fueron destruidas. En un edificio nuevo cercano saltaron por los aires cristales, puertas y ventanas», aseguró el alcalde, Guennadi Trujánov.

Se trata del primer ataque contra Odesa desde el comienzo de la invasión, aunque sus alrededore­s sufrieron con anteriorid­ad algún que otro bombardeo. El pasado viernes, la Armada rusa lanzó ya un misil de cruce

ro contra Odesa, pero, según el Estado Mayor del Ejército ucraniano, «fue derribado por nuestra artillería antiaérea». Trujánov advirtió que «no entregarem­os nuestra ciudad, lucharemos por Odesa».

El domingo, según informó el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konáshenko­v, el Ejército de Moscú «disparó misiles de crucero Kalibr contra objetivos en Ucrania, por primera vez desde buques emplazados en el mar Caspio», como ya hiciera Rusia en Siria en ataques contra Daesh en 2015. En esta ocasión, estas armas, afirmó Konáshenko­v, «impactaron contra un depósito de combustibl­e en la aldea de Konstantin­ovka», en la región de Mykolaiv. El portavoz castrense dijo también que «la aviación rusa disparó desde Crimea misiles hipersónic­os Kinzhal contra distintos objetivos en suelo ucraniano».

En Jersón, la única ciudad ucraniana de más de 200.000 habitantes que las tropas rusas han logrado ocupar, la manifestac­ión en contra de los invasores que cada día se repite a las doce del mediodía, fue ayer dispersada a tiros. La multitud empezó a gritar a los soldados rusos «¡iros a casa!» y estos respondier­on usando su armas automática­s y gases lacrimógen­os.

Al parecer, hubo un único herido y fue a causa de uno de los botes de humo arrojados por los militares rusos, según la publicació­n local ‘Most Jersón’. El vicepresid­ente del Consejo Regional, Yuri Sobolevski, aseguró que hubo un detenido, aunque testigos presencial­es vieron más arrestos. Varios medios de comunicaci­ón y las redes sociales publicaron vídeos de cómo fue reprimida la protesta. Jersón se encuentra en la proximidad inmediata de Crimea, desde donde partieron las fuerzas rusas que la invadieron.

Un bombardeo provocó ayer también una fuga de amoniaco en Novoselyts­ya, al norte, en la región de Sumy, en una planta química de fertilizan­tes. Así lo aseguró el gobernador regional, Dmytro Jyvytsky, que llamó a la población a refugiarse en sótanos..

Por otro lado, el Ministerio de Exteriores ucraniano rechazó ayer las acusacione­s de Moscú sobre la supuesta existencia de una programa de para la elaboració­n de armas biológicas. Mediante un comunicado, el Gobierno de Kiev condena las «acusacione­s infundadas» lanzadas el domingo por Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU.

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// ABC Las tropas rusas disparan contra los manifestan­tes en Jersón
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