Ancelotti le da de comer a su teoría del ‘pero’
El técnico empaña su buena temporada con el planteamiento del clásico: confundió a los jugadores, enfadó a la planta noble y bajó el suflé del PSG
El día previo a la remontada contra el PSG, Ancelotti abandonó por unos segundos su habitual perfil bajo. Al italiano le preguntaron si una hipotética eliminación contra el PSG podría hacer de menos el título de Liga, triunfo que se da por descontado por el madridismo desde hace ya unas cuantas semanas, lo que hace que su valor y reconocimiento no sea tanto. Es así de caprichosa e insaciable la mente del aficionado al fútbol y, en especial, del merengue. Por eso, el técnico italiano sacó las uñas: «En este momento hay muchos ‘peros’. Ganamos, pero... bloque bajo; pero... poca posesión; pero... la contra; pero... Karim no marca; pero… Cada uno tiene su opinión sobre nuestra temporada. Yo estoy convencido de que hasta ahora está siendo buena. A ver si la podemos mejorar en estos dos próximos meses».
No tardó mucho en ser así. 24 horas después, el Madrid firmó una remontada ochentera ante el PSG para meter al equipo en cuartos de Champions y quitarse los complejos europeos que le hacían estar en un segundo escalón, por detrás de equipos como el PSG, precisamente. Aquella clasificación, gestada con el ADN del gran Madrid de la Quinta del Buitre, provocó un tsunami de optimismo e ilusión que convirtió al equipo blanco, de la noche a la mañana, en uno de los grandes favoritos para conquistar la Champions. Si el multimillonario PSG de Mbappé, Messi y Neymar había besado la lona del Bernabéu, cualquiera lo podía hacer. Las victorias ligueras ante la Real Sociedad y el Mallorca más los pinchazos del Sevilla ayudaron a hinchar el globo, dejando la liga más sentenciada de lo que ya parecía, pero el suflé se vino abajo por completo el domingo por la noche. De manera inesperada e innecesaria, Ancelotti le dio de comer a su teoría del ‘pero’.
A sus 36 años, Modric jugaba por primera vez en su carrera como falso nueve. En sus tres temporadas como entrenador del Real Madrid, si unimos la primera y la actual etapa, Ancelotti jamás había jugado con una defensa de tres. En el clásico, en uno de los mayores cortocircuitos de su prominente carrera en los banquillos, Carletto decidió apostar por ambas ideas provocando un fundido a negro, como la camiseta conmemorativa del 120 aniversario.
A pesar del tsunami del clásico, el club mantiene la calma y la confianza, y no tomará medidas drásticas
Sorpresa y enfado
El planteamiento del entrenador generó confusión en los jugadores, que no entendieron en ningún momento las decisiones. Courtois lo ejemplificó cuestionando la táctica de su técnico, sin una crítica hiriente, pero dejando el recado públicamente; y la mayoría de futbolistas se marcharon a sus casas tristes y sorprendidos por el doble experimento. En la planta noble, el asombro y el enfado era aún mayor. En un clásico, en el Santiago Bernabéu, contra un Barça en reconstrucción y con la opción de distanciarle a 18 puntos, no se explicaban el ataque de entrenador que acababa de sufrir Ancelotti. También sorprendió una de sus reflexiones tras la derrota, en la que aseguró que podía «equivocarse una vez, pero dos era muy raro». Ya ante el propio Barça cometió dos grandes pifias, y en el último mes y medio acumula tres planteamientos bastante discutidos: los cuartos de Copa en San Mamés, donde cayó eliminado; la ida de Champions en París, donde el PSG le pasó por encima; y el clásico del domingo, que tanto daño ha hecho.
Cierto es que el disgusto fue a menos conforme las horas de lunes se iban consumiendo. No son los actuales dirigentes del Madrid partidarios de tomar decisiones en caliente. Son conscientes que lo del domingo es una metedura de pata tamaño XXL, pero la realidad es que sus consecuencias no son graves, al menos desde el lado material. La Liga sigue estando claramente inclinada hacia el lado blanco, y en la Champions se puede soñar con repetir las semifinales de la pasada temporada y, por qué no, acceder a otra final. Calma y tranquilidad, que es lo que sugirió Ancelotti para digerir el 0-4. Será imposible olvidar este clásico, pero Carletto está a tiempo de enmendar su pifia si cierra con desahogo el título doméstico y lleva al Madrid a la cima de Europa, por decimocuarta vez.
Para ello debería, quizás, darle una vuelta a una política de rotaciones que ya le explotó en la manos a Zidane y que podría seguir el mismo camino en Ancelotti. El equipo sigue teniendo el mismo centro del campo que ganó las tres Champions consecutivas, situación que frena el crecimiento de Valverde y Camavinga, y hace invisible a Ceballos. Como también son inocuos Hazard y Bale, los dos futbolistas con salarios más altos. Viejas glorias como Isco y Marcelo tampoco tienen cabida, y Jovic y Vallejo son dos jugadores de relleno. Echando números, el 30% de la plantilla no existe para Ancelotti. Seguramente, todos estos jugadores también tendrán su cuota de responsabilidad, pero uno de los deberes y obligaciones del italiano es hacer lo imposible para tener un grupo de 20-22 jugadores y no de 14-15.