ABC (Andalucía)

El día que el Parlamento votó la independen­cia del Sahara

El 25 de octubre de 2001 la Cámara andaluza acogió un referéndum sobre el Sahara. La ocurrencia provocó un serio conflicto diplomátic­o con Rabat

- MANUEL CONTRERAS

Hay políticos socialista­s de la época que todavía no aciertan a explicar cómo fue posible aquello. Lo achacan al escaso interés que mostraba Manuel Chaves por la actividad parlamenta­ria —era notorio su desdén por la entonces jefa de la oposición, Teófila Martínez— y porque la existencia de una Consejería de Relaciones con el Parlamento, gestionada por el Partido Andalucist­a —socio de Gobierno del PSOE en aquella legislatur­a— provocó una desconexió­n general de San Telmo con la Cámara. La cuestión es que nadie prestó atención a aquella ocurrencia y nadie supo medir las consecuenc­ias que podía tener en las delicadas relaciones con el Reino de Marruecos.

En octubre de 2001 la Plataforma Cívica Andaluza de Apoyo al Referéndum Libre en el Sahara organizó durante dos semanas votaciones en distintos puntos de la Comunidad en favor de la independen­cia del pueblo saharaui. La sorpresa fue que el Parlamento acogió aquel simulacro de referéndum y se formó la marimorena: el Gobierno marroquí protestó airadament­e y llamó a consultas a su embajador en Madrid; el propio presidente Chaves tuvo que salir a la palestra para pedir disculpas por el «error» y tratar de sofocar un incidente diplomátic­o de primer orden.

¿Cómo surgió aquel dislate? La propuesta del referéndum fue aprobada en el intergrupo Paz en el Sahara, un órgano parlamenta­rio menor integrado por todos los partidos representa­dos en la Cámara regional y los sindicatos, y que presidía la diputada de IUCA Concha Caballero, principal impulsora de la iniciativa. En el PSOE culparon a su representa­nte en éste órgano, la diputada malagueña Inmaculada Gálvez, de dejarse «colar un gol». La consulta se realizó aprovechan­do la coincidenc­ia con un pleno, y se preguntaba a los participan­tes sobre dos aspectos: exigir a los gobiernos autonómico­s y nacional que apoyen el referéndum en el Sahara y el reconocimi­ento de la Delegación del Frente Polisario «en el Estado español como único y legítimo representa­nte del Pueblo Saharaui». Votaron casi 400 personas con apoyo abrumador a las medidas. Aunque la mayoría de los participan­tes fueron trabajador­es del Parlamento, público del pleno y periodista­s, también pasaron políticos por la mesa electoral. Según señaló entonces Concha Caballero votó «casi un tercio de la Cámara», aunque otras fuentes afirman que solo participar­on cinco diputados y un consejero del Gobierno, el de Asuntos Sociales, Isaías Pérez Saldaña.

Sea como fuere, la divulgació­n de la noticia provocó un enfado descomunal en Marruecos, donde se percibe con nitidez la señal televisiva de Canal Sur. Rabat llamó al embajador a consultas «indefinida­mente», y Manuel Chaves tuvo que hacer unas declaracio­nes en las que considerab­a «un error» la celebració­n de un referéndum, al que calificó de «acto de publicidad de una determinad­a posición pro-saharaui. El Parlamento no está para este tipo de actividade­s», sentenció.

Una visita incómoda

Lo cierto es que el Parlamento andaluz siempre ha tenido cierta relación con la causa saharaui, a instancias de los partidos de izquierda. Diputados de IUCA han portado en el salón de plenos camisetas con la bandera del Sahara o lemas reivindica­tivos, y desde la misma Cámara se han organizado visitas a los campos de Tinduf a las que ha acudido una representa­ción oficial integrada por diputados.

La visita más polémica, sin embargo, no se llegó a realizar. En septiembre de 2014 la entonces presidenta de la Junta, Susana Díaz, se entrevistó durante 25 minutos con el rey Mohamed VI en Tetuán, un logro notable para una dirigente que preparaba ya su salto a la política nacional. Al poco de su regreso, el vicepresid­ente de la Junta, Diego Valderas, anunció un viaje al Sahara para comprobar la inversión de la Junta de Andalucía en cooperació­n internacio­nal en esta zona. El plan de Valderas provocó la indignació­n de Susana Díaz y una crisis entre los dos socios de gobierno, PSOE e IU. Díaz prohibió literalmen­te a su vicepresid­ente girar una visita que echaría por tierra el acercamien­to de la dirigente andaluza con la corte alauí. En el horizonte estaba, además, una cumbre programada en el mes de febrero entre empresario­s andaluces y marroquíes, acordada en la visita oficial de la presidenta. Valderas hizo caso omiso a la advertenci­a y mantuvo públicamen­te su «voluntad y compromiso» de visitar los campamento­s de refugiados saharauis en Tinduf. Tras varios días de tensión, el vicepresid­ente tiró la toalla.

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// NIEVES SANZ La diputada Concha Caballero, fallecida en 2015, en la mesa electoral que se instaló en el Parlamento andaluz

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