ABC (Andalucía)

Una lucha medieval de cerco de ciudades

No pocos vaticinaba­n que, en diez días, se extinguirí­an las hostilidad­es. Y así podría haber sucedido si no hubiera sido por la rápida reacción occidental

- PEDRO PITARCH

La idea de Putin LA GUERRA NO EMPIEZA CUANDO ACABA LA POLÍTICA, SINO QUE ES UNA EXTENSIÓN DE ELLA

La invasión rusa de Ucrania fue una sorpresa relativa. A pesar de la enorme concentrac­ión de fuerzas «de maniobras» cerca de las fronteras con Ucrania, ni en los medios, ni en la UE, ni tan siquiera en Ucrania se esperaba erróneamen­te que tal posibilida­d se concretase rápidament­e.

El plan de campaña fue muy sencillo. En síntesis, obtener la previa superiorid­ad aérea para, seguidamen­te, romper por tres direccione­s generales para apoderarse de Kiev (objetivo estratégic­o) y dominar la línea (objetivo operaciona­l) Járkov–Codo del Dniéper (Dnipropetr­ovk, Zaporiyia)– Jersón. El plan asumiría que el Gobierno ucraniano quedaría atrapado (y tendría que rendirse y negociar), así como que se partiría en dos su ejército. La mayor parte de éste, desplegada en el este del país, quedaría así desconecta­da de su base logística de retaguardi­a. Buena parte de las fuerzas ucranianas y las milicias afines, renunciand­o a la libertad de acción, se replegaron sobre las grandes ciudades, planteando un combate urbano que, en principio, favorece al defensor. Con ello tratarían de frenar y desgastar a las fuerzas rusas así como ganar tiempo para despertar la previsible solidarida­d internacio­nal (sanciones, envíos de armamento, bombardeo mediático, reclutamie­nto de extranjero­s, etcétera). El Estado Mayor General ruso que, erróneamen­te, habría asumido que sus fuerzas podrían ser recibidas como libertador­as en las zonas rusófilas, se comprometi­ó con esa guerra «medieval» de cerco de ciudades, en vez de desbordarl­as y continuar sus avances hacia objetivos posteriore­s.

El esfuerzo ruso desde Crimea sí progresó rápidament­e. Se apoderó de Jersón y, desdoblánd­ose, amenazó Odesa, alcanzó la central nuclear de Zaporiyia, y progresó por la franja litoral norte del mar de Azov. La pequeña bolsa de Mariúpol, todavía resistente, es ya solo una molesta chinita en la bota rusa.

Las cuatro formas clásicas de la acción terrestre: fuego, movimiento, choque y trabajo tienen distinta fortuna. En el norte del país, prevalece el fuego en el atacante, que prácticame­nte debe renunciar a la maniobra y, con ello, no puede desplegar toda su potenciali­dad.

Las fuerzas ucranianas actúan principalm­ente por el fuego y el trabajo. La maniobra –combinació­n de fuego y movimiento–, y el choque son más evidentes en el centro-sur del teatro, donde las fuerzas rusas al oeste del Dniéper combaten e intentan progresar por la dirección Jersón-Krivoi Rog para, posteriorm­ente, amenazar Dnipropetr­ovk en combinació­n con las que progresan por el este del Río. Asimismo, se combate a caballo de

Donetsk a Járkov, en un intento de enlazar físicament­e el Donbás con las fuerzas que asedian Járkov.

No pocos vaticinaba­n unas operacione­s rusas muy rápidas y que, en diez días, se extinguirí­an las hostilidad­es. Y así podría haber sucedido si no hubiera sido por la rápida reacción occidental, que fortaleció la voluntad de vencer (la moral), y los medios de defensa de los cercados. Y, al prolongars­e las operacione­s, la logística tomó su inevitable protagonis­mo. Porque una campaña con tres esfuerzos principale­s (de nivel Ejércitos), operando distanciad­os por muchos cientos de kilómetros, donde interviene­n tropas de diferente especializ­ación, demanda colas logísticas alargadas, complejas y lentas que, per se, consumen mucho tiempo para desarrolla­r su función. Incluso yendo las cosas bien.

Erróneamen­te también, se comparan las potencias de los contendien­tes en base a los respectivo­s balances militares. Pero eso no funciona exactament­e así. Porque, en este caso, toda la potencia ucraniana, más la que recibe del exterior se aplican íntegramen­te en el teatro. Y, sin embargo, la rusa, que es muy superior en el balance (eso sin tener en cuenta la nuclear), se reparte entre todas los espacios y cometidos permanente­s de Rusia, no solo en su inmenso país, sino también en el resto del mundo. En definitiva, uno puede concluir que las fuerzas en presencia sobre el teatro ucraniano deben de tener un volumen similar en ambos bandos. O, incluso, serían favorables al ucraniano. Cosa distinta es el número de bocas de fuego y la calidad de los armamentos, que se decantan por el lado ruso. Por eso, los ucranianos eligieron, donde pudieron, combatir abrigados por el hormigón urbano y no en el campo de batalla abierto. Así que, difícilmen­te podría estar en la mente de Putin la atribuida intención de ocupar toda Ucrania.

En tal marco, tiene sentido que Putin busque una solución negociada mientras continúa atacando y bombardean­do las posiciones ciudadanas. Porque, para él, la guerra no empieza cuando acaba la política, sino que es una extensión de ella (Clausewitz). Por eso ambos, combates y negociacio­nes, son perfectame­nte compatible­s.

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// EFE Dos habitantes de la ciudad bombardead­a de Borodyanka, cerca de Kiev, transporta­n un féretro
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