La inevitable extinción de Seat frente a Cupra

Desde su nacimiento en 2018, Cupra se ha llegado a ver como una amenaza para la supervivencia de Seat, no como empresa sino como marca. La gran acogida de los modelos de Cupra, sus mayores márgenes de beneficio respecto a los modelos de Seat y la electrificación señalan que la progresiva sustitución de una por la otra es inevitable. Lo vino a confirmar ayer el presidente de Seat, y en su momento impulsor de Cupra, Wayne Griffiths: la electrificación de Seat va a realizarse a través de Cupra. Con los motores de combustión sentenciados y sin que a Seat se le adjudique previsiblemente ningún modelo eléctrico, la marca está condenada; no irá más allá de 2028, según pronóstico de Matías Carnero (UGT), único español con asiento en el Consejo de Supervisión del grupo VW. Los números cantan: Cupra ya supone un 25% del total de la facturación del ‘grupo Seat’, y en 2022 se estima que será un tercio. Gracias en parte al empuje de Cupra, Seat ya gana 16.850 euros por cada coche vendido, frente a los 14.270 euros de 2017.

Frente a quienes ven en Cupra una amenaza, la dirección ve una oportunidad. Con Cupra, Seat como compañía tiene futuro, explican en Martorell, donde apuntan por otra parte que al ritmo que va España en venta de vehículos eléctricos, la muerte del motor de combustión será larga.

Nuevo SUV eléctrico

La apuesta es clara, y ayer precisamente se anunció un nuevo SUV electrificado que se venderá bajo el emblema de Cupra. El modelo tendrá una longitud de alrededor de 4,5 metros y una autonomía de alrededor de 100 kilómetros en modo totalmente eléctrico. El nuevo SUV eléctrico se producirá junto con el Audi Q3 Sportback en la planta de Hungría a partir de 2024.