Betty Missiego: «Nunca me interesó vender mi dolor o intimidad; es dinero barato»
Este sábado le pondrán su nombre a una glorieta de Benalmádena
Betty Missiego, la gran señora de Eurovisión, lo tiene todo. Y si algo le faltaba en cuanto a reconocimientos, como una glorieta con su nombre, la tendrá este sábado en su lugar favorito del mundo, Benalmádena, donde decidió asentarse hace ya diez años. «¿Cómo iba a imaginarme tanta dicha? Cuando ya no esté me recordarán paseando por ella. Hace unos días me nombraron también Mujer del Año. Tanta dicha no cabe en mi pecho. Mi vida ha sido el arte, y lo que más desea un artista es que la gente te quiera», cuenta en una entrevista con ABC con motivo de este homenaje.
Todo es poco para la artista que lleva viviendo en el municipio desde 2012, y ha llevado el nombre de España por los escenarios de todo el mundo, logrando grandes hitos artísticos.
Betty está de celebración por partida doble. Festeja sus bodas de oro con el hombre de su vida, su marido Fernando Moreno: «Cada día nos dedicamos una canción». El secreto de esta buena convivencia es un misterio para ella: «No puedo darte una fórmula. Hemos discutido como cualquier pareja a lo largo de estos años. Pero hemos sabido darnos nuestro sitio». A la cantante le entra nostalgia cuando recuerda aquel Festival de la Paz de Valladolid, en 1971, en el que conoció «al sevillano más gracioso del mundo». «Desde entonces no nos hemos separado. Además de mi media naranja es mi complemento perfecto», asegura.
Alérgica al divismo
Sabe que es un personaje de éxito, pero a Missiego nunca le ha interesado esa parte. «No me ha gustado ir de víctima, ni tampoco de heroína. Sí que se reconozca mi trabajo, pero nunca me han interesado la fama y el divismo y mucho menos vender mi intimidad o el dolor; no me ha importado el dinero barato», dice. La gran señora del espectáculo se emociona cuando recuerda los bastiones que sustentan su forma de ser, su padre y su madre, que le dieron valiosos consejos.
Desde que en 2015 dejó los escenarios, Betty Missiego lleva una vida muy completa: «No tengo mono de escenario. Sigo cantando para mis amigos y en ocasiones especiales que me lo pide el alma».