Podemita, sé fuerte
No puede divorciarse del PSOE tras la infidelidad de Sánchez con el Sahara porque no tiene a dónde ir
LO que le está pasando a Unidas Podemos en el Gobierno es un drama que padecen miles de matrimonios españoles. Nunca ha estado más cerca un partido de los problemas de la gente. No poder divorciarse por falta de recursos es una de las formas de esclavitud más denigrantes porque obliga a convivir con el error. ¿Quién no conoce a una pareja deshecha sentimentalmente desde hace años que sigue compartiendo el piso por obligación económica? A veces el amor se rompe por incompatibilidad mutua, a él le gusta la montaña y a ella la playa. Cosas así. Otras veces se quiebra por desgaste: uno empieza a aborrecer cualquier cosa que haga el otro, incluso las que antes le parecían tan irresistibles. Y otras, las peores, por una infidelidad. En esos casos, mantener la convivencia es un suplicio porque, además de soportar el desamor, hay que cargar con los cuernos en las habladurías del ojo de patio.
Sánchez ha cometido una alevosa deslealtad con Podemos en el Sahara que supone el fin de los afectos mutuos. La relación venía sufriendo porque la boda fue de conveniencia. El líder del PSOE comenzó el flirteo diciendo que no podría dormir por las noches con Iglesias. Luego se enfadaron por la ‘Ley Trans’, por la rajada de Garzón contra la carne española, por los desencuentros de Yolanda y Calviño... Pero lo del Sahara entra ya en el terreno de lo imperdonable. Lo que pasa es que quién corta esto. A dónde vuelven los ministros podemitas. Qué va a ser de sus vidas. Quién le explica a Montero que tendrá que renunciar a la escolta-niñera y que a lo mejor tiene que poner en venta el chalé porque con un sueldo de cajera no se puede pagar esa hipoteca. Cuando los políticos eran serios y cogían excedencias en sus trabajos para prestar un servicio a la sociedad, la dignidad estaba protegida. Pero Podemos está atrapado en su miseria como esos mileuristas que no pueden deshacer su boda porque ni siquiera juntos llegan a final de mes. Así que como diría Rajoy: podemita, sé fuerte. A cierta edad siempre es mejor la humillación pública que tener que empezar a doblarla.