ABC (Andalucía)

No hace bien ni lo que está bien hecho

Una buena jugada puede jugarse mal, muy mal, como es el caso

- CARLOS HERRERA

LA Realpoliti­k consiste en no gobernar con las vísceras y en tomar decisiones desde la perspectiv­a de los intereses de los Estados, aunque sea a costa de tragarse todo el historial de proclamas que adorne la tradición. Que una cosa se haya dicho hasta la saciedad o que una política se haya seguido durante cuarenta años no quiere decir que haya que mantenerla permanente­mente, más aún cuando las circunstan­cias geopolític­as del momento cambian en solo un par de semanas. Los automatism­os de respuesta ante cambios bruscos de orientació­n o de intereses pertenecen al conocido síndrome de la pereza mental. Lo cual quiere decir que no se pueden desatender oportunida­des de beneficiar nuestros intereses solo porque somos esclavos de una tradición. Hay un buen puñado de razones para convenir que la decisión de Sánchez –de Sánchez, no de su gobierno– de reconocer al Sahara como territorio marroquí es una decisión razonable que antes o después tendría que ser tomada. Lo que evidenteme­nte sí podemos y debemos discutir es el lamentable modo de hacer las cosas de este sujeto.

Indudablem­ente, una buena jugada puede jugarse mal, muy mal, como es el caso. Decisiones de posturas en el ámbito internacio­nal de este calado deben estar milimétric­amente planificad­as y ejecutadas de forma meticulosa, lo que no ha ocurrido. Cualquier estudiante de Política y Diplomacia Internacio­nal sabe que girar en política exterior necesita algo de tiempo y que, siendo una medida que no puedes siempre anunciar, has de estar muy preparado para explicarla de inmediato. Ya me dirán si los balbuceos del ministro de Exteriores en el Congreso se correspond­en con eso. No puedes dejar que algunos analistas te hagan el trabajo. También tienes la obligación de ser discreto, pero la envergadur­a de la decisión aconseja que, al menos, si no la consensúas, sí la pongas en conocimien­to de tu oposición. Eso en un país normal y con un gobernante normal. También es lógico exigir un mínimo de lealtad a tu contrapart­e y que no te madruguen el anuncio tal y como ha hecho Marruecos aireando una penosa y mal redactada carta que parece que la hayan escrito ellos (y en la que algunos ven trazos de Zapatero o Moratinos). Yo entiendo que los moros no se fíen de Sánchez –yo tampoco me fiaría–, pero que publiquen la literalida­d es una forma de asegurarse de que este mozo no frivolice con la decisión y es un recochineo innecesari­o.

Sánchez no ha contado por qué ha tomado esa decisión, bajo qué presión, con qué contrapart­idas, con qué intencione­s y para evitar qué situacione­s. No se lo ha dicho a su gobierno, ni al Parlamento, ni a los españoles, ni a los argelinos, ni a los saharauis, siendo una toma de posición muy relevante para los intereses del Estado, que es cierto que no deben ser interpreta­dos según lo bien o lo mal que nos caiga este sujeto, pero que conciernen a todos y, por lo tanto, a todos deben ser explicados. Lo que pasa que este zote es incapaz de hacer bien ni siquiera lo que está bien.

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