18 partidos, 18 años
El 18 de febrero de 2004 fue la última vez que la selección española jugó en Cataluña. Fue en Montjuic ante Perú y ganó 2-1. Ante Albania se rompe un vacío generacional
La selección ha disputado en Cataluña 16 amistosos y dos partidos oficiales, con un balance de 10 victorias, 5 empates y tres derrotas
Han tenido que pasar 18 años. Toda una generación que se ha hecho mayor de edad sin ver a la selección española en Cataluña. Un vacío emocional que se romperá esta tarde ante Albania. Hay que remontarse al 18 de febrero de 2004 para encontrar el último partido del combinado nacional en territorio catalán. Fue en Montjuic, ante Perú (2-1) y frente a 23.500 espectadores, la mayoría inmigrantes peruanos, más motivados por jalear a la selección suramericana que los españoles que se congregaron en las gradas en animar al equipo entonces de Iñaki Sáez. La política seguía instalada en los estadios de fútbol y en Montjuic primaba más increpar a Josep Lluís Carod-Rovira, consejero primero del Govern. Curiosamente el político independentista recibía los pitos no por su ideología sino por las sospechas de un presunto pacto con ETA para que la banda terrorista no atentara en Cataluña.
Era el último de los 18 partidos que la selección española ha diputado en Barcelona. Todos de carácter amistoso, menos dos. El primero de ellos se disputó en el Camp Nou en 1969 contra Yugoslavia como parte de la fase previa del Mundial de México 70. Victoria local (2-1) con goles de Bustillo y Amancio. El segundo, y último, contra Dinamarca en Sarriá en 1975 como parte de la fase previa de la Eurocopa 76. Y también concluyó con victoria (2-0), con goles de Pirri y Capón. Ocho de los 16 amistosos restantes acabaron en triunfo, cinco en empate y tres en derrota.
«Hace 18 años que no jugamos aquí... pero ha llegado el momento y no hay que esperar más. Este es el partido de toda una generación y para nosotros es un orgullo poder ser los protagonistas. Nos vemos en Cornellá», animan los cuatro catalanes que defenderán hoy la camiseta de España. Jordi Alba, David Raya, Dani Olmo y Eric García han sido los protagonistas del vídeo promocional con el que se promueve la asistencia al RCDE Stadium. Precisamente, una reiterada crítica con la que carga la Territorial Catalana es la dificultad para llenar los estadios cuando España ha venido a Cataluña. «Este partido en Chamartín lo habríamos ganado», criticó el portero Bañón tras el empate (1-1) ante Bélgica (2 de enero de 1949) en Montjuic. Cuatro años más tarde regresó la polémica después de que el Camp de Les Corts no se llenara, lo que fue tildado como de desapego por la afición catalana. «Barcelona no ha respondido con arreglo a su gran categoría deportiva», lamentó entonces Sancho Dávila, presidente de la Federación. Dos ejemplos, para muestra un botón.
Al escaso interés por animar a la selección se le ha ido uniendo la habitual reivindicación al derecho a poder disfrutar de un combinado nacional propio, lo que ha desembocado en una desconexión futbolística entre España y Cataluña alimentada durante el ‘procés’, aunque finalmente se produzca el regreso bajo el gobierno del republicano Pere Aragonés, en un momento de desgaste por la fractura entre el independentismo catalán.
Toda esta situación no impidió que España se midiera a la selección de Cataluña en tres partidos amistosos que no alcanzan el nivel de oficial. La primera vez fue en 1927, al inicio de la dictadura de Primo de Rivera. Algunos futbolistas catalanes como Zamora o Samitier fueron reclutados para jugar con España, que ganó 0-7 en Les Corts. El objetivo de aquel encuentro fue recaudar fondos para que la selección pudiera pagarse el viaje a los Juegos Olímpicos de París. La segunda vez, en 1934, en plena II República, España volvió a ganar (0-2) en un partido de preparación para la clasificación de para el Mundial de Italia. Y la tercera vez, la única en la que ganó Cataluña (3-1), fue en 1947, en plena dictadura franquista. Un partido en el que el público congregado en Sarriá puedo expresarse con una libertad impensable en la calle.
Como contrapunto, subyace en la memoria la victoria de España (selección olímpica) en los Juegos del 92 en un Camp Nou abarrotado de banderas españolas.