Desplazados por un incendio y aislados por el temporal y la riada
Genalguacil, ‘zona cero’ del fuego de septiembre, la más azotada por las lluvias
Los vecinos de Genalguacil, un pequeño pueblo de unos 400 habitantes en Málaga, van de susto en susto. El pasado septiembre, durante el incendio de Sierra Bermeja, se vieron desalojados de sus casas y, ahora, por culpa del temporal, se ven aislados en la montaña. Están atrapados en la sierra, sin poder salir de allí ni en caso de emergencia. El pasado miércoles, el río Almáchar se desbordó. «Estamos cortados», señala Jutter, una pintora alemana de 81 años a quien en el pueblo se le conocen como Silvia del Campo.
Las lluvias aumentaron el caudal hasta el punto de saltar el pequeño puente, que no es más que unas tuberías con un paso de hormigón que se anega cuando llueve. Así, según estimaciones del Consistorio, medio centenar de personas se han quedado encerradas en el bosque. «Quizá sean más. En las casas no sabemos cuánta gente hay», afirma Miguel Ángel Herrera, alcalde del municipio.
Los casos como los de Silvia son habituales. Son muchos los vecinos que viven en fincas en la montaña. «Estamos acostumbrados. No es un problema. En mi caso fui la semana pasada al médico, porque tengo un problema cardiaco. Hicimos la compra, gasoil para el generador, leña y hasta medicamentos para una semana», explica esta alemana, quien lleva ya tres días atrapada en la sierre. «Van a tardar el liberar el paso dos o tres días más».
Algo que no importa a Heico Hunold, puesto que reconoce que se fue a vivir a esa garganta en la montaña del Valle del Genal para estar tranquilo y aislado. «Tenemos todo lo que necesitamos. Aquí estamos bien. El único problema es los medicamentos de los más ancianos, pero creo que tienen suficiente», reseña Heico.
A este alemán en septiembre el fuego se le quedó a sólo 500 metros de su finca. «Estaba en Alemania y me vine en coche», recuerda Heico, quien añade que estos días ha bajado a ver a sus vecinos más cercanos y al río, para ver cómo estaban y si necesitaban algo. Así ha podido comprobar que, por culpa de la riada, ha habido quien ha perdido hasta el 80% de la finca.
«Hasta los más mayores dicen que es cosa del cambio climático, que hemos pasado un incendio a una sequía y ahora estas lluvias», añade el alemán, quien reseña que los vecinos «están bien». «Estas personas han decidido vivir en el campo y están preparadas; si no hay una emergencia, nadie se cae, se corta o le da un infarto, no va a haber problemas», sentencia.