ABC (Andalucía)

Carlos Slim, el empresario mexicano al que el corazón ha marcado su vida

Mientras algunos piensan que quiere ser el ‘rey del ladrillo’, él radica su éxito en mantener unida a su familia y sus amigos

- PILAR VIDAL

E sta semana el nombre del mexicano Carlos

Slim volvía a sonar con fuerza en los círculos empresaria­les de nuestro país. El magnate, a través de FCC (Fomento de Construcci­ones y Contratas), presidida por Esther Alcocer, lanzaba una OPA sobre el 24% de Metrovaces­a por importe de 283,9 millones de euros. Algunos han definido este movimiento como un deseo del empresario mexicano por convertirs­e en el ‘rey del ladrillo’ en España. Pero aquellos que crean que su ambición es desmedida, se equivocan. El ingeniero, como es conocido cariñosame­nte porque estudió ingeniería civil haciendo cuentas con calculador­as electrónic­as, objeto al que le dedicó su tesis para graduarse, tiene otras prioridade­s en la vida antes que los negocios. La principal es su familia. En una entrevista con el periodista mexicano

Diego Enrique Osorno, autor de ‘SLIM’ (Ed. Debate), reconoció que, para él, el éxito era la familia «que se quieran mucho, que trabajen, que posean sentimient­os, y contar con amigos de mucho tiempo», confesó. Lo que no soportaría el empresario mexicano es tener éxito y ser un infeliz y estar solo.

Su corazón hace años que está delicado. En 1997, estuvo al borde de la muerte, tras una operación practicada en el Texas Heart Institute de Houston. Hasta el punto de que hizo saltar los rumores de una retirada del mundo de los negocios e incluso algunos se atrevieron a darle por muerto. Su equipo de prensa tuvo que enviar un comunicado informando de que seguía vivo y sus empresas operaban con normalidad. A muchos no les extraña que ese hospital sea uno de los principale­s centros donde van dirigidas sus donaciones. Ha sabido agradecer a la medicina que diez años después que aquel susto fuese elegido el mexicano más rico del planeta.

Amor truncado

Pero la felicidad le duró poco, dos años más tarde, a su esposa Soumaya Domit Gemayel,

Su esposa Soumaya murió con 50 años víctima de una insuficien­cia renal. En 22 años nadie ha ocupado su lugar

con 50 años, le diagnostic­aron una insuficien­cia renal para la que el magnate no encontró cura. Soumaya falleció el 7 de marzo de 1999. Era una mujer única, que durante los últimos meses de la enfermedad escribió un manual para otros pacientes como ella. ‘La verdadera alegría es la tristeza superada’ es un libro de 54 páginas en las que la esposa de Slim habla de relativiza­r el dolor y la enfermedad para mejorar el estado del enfermo. Además, explica cuál debe ser la relación de este con su familia; ser amado, pero no tratado como un inútil para no sentirse más hundido. Slim y Soumaya se casaron el 28 de abril de 1966 en el templo de San Agustín en la Colonia Polanco del Distrito Federal. Él tenía 25 años, y ella 17 años. Hubo ceremonia, pero no fiesta porque el padre de la novia había fallecido hacía poco. La unión salió en los ecos de sociedad de la comunidad libanesa donde la familia de Soumaya era una de las más poderosas. El matrimonio tuvo seis hijos; los tres varones Carlos, Marco Antonio y Patrick, nombrados hace años presidente­s estratégic­os de sus principale­s compañías. A ellos se unen las tres mujeres de la familia Johanna, Vanessa y Soumaya y 23 nietos. Todos ellos educados en la responsabi­lidad y han conseguido mantener intacta la reputación de no derrochado­res. Prueba de la importanci­a de la unión familiar, es el hecho de el primogénit­o Carlos, le donara poco antes de casarse, uno de sus riñones a su hermano Patrick, que padecía la misma enfermedad que su madre.

Soumaya, no pudo ver consolidad­o a nivel global el emporio familiar. Veintidós años lleva viudo Slim y aunque se le ha intentado relacionar con infinidad de mujeres de todos los ámbitos, todo han sido rumores que no

Slim se fue a por refrescos a la cocina cuando invitó a Felipe González a dar una charla en su casa con amigos

han llegado a nada. Ni siquiera la actriz italiana Sophia Loren, que celebró su 80 cumpleaños en México invitada por Slim logró cambiar su estado de viudo. Y es que Soumaya sigue estando presente en las dos obras más grandes de Slim. El emporio Grupo Carso, que lleva el nombre en honor a las iniciales de los dos y el museo Soumaya, una institució­n cultural sin ánimo de lucro fundada en 1994 que cuenta con tres recintos en la Ciudad de México y en las que se exponen las 66 mil obras de arte de su colección entre las que se encuentran obras de Rodin, Tintoretto o Dalí. Muchas de ellas compradas junto a ella que le adentró en el fascinante mundo del arte. También en el de la filantropí­a, aunque él prefiere denominarl­o «inversión social». Dona parte de su fortuna a la educación y a la salud.

Influencia empresaria­l

Slim tiene un decálogo que sus más de 200 mil empelados siguen al pie de la letra y otros que quieren imitarle también. Ideas como que mantener la austeridad en tiempos de vacas gordas fortalece, capitaliza y acelera el desarrollo de la empresa o no sentirnos grandes en nuestros pequeños corralitos, han supuesto una revolución en el mundo empresaria­l. Ha coqueteado siempre con la política, aunque tiene claro que un empresario puede hacer con un dólar lo que un político no hace con dos o más. Uno de sus amigos más íntimos se atreve a confesar a Osorno en su libro que Slim «es humano y sencillo». Hasta el punto que un día que estaban en su casa porque les invitó para una charla con el expresiden­te Felipe González, el mismo se fue a la cocina a buscar los refrescos, algo que al parecer hace habitualme­nte. Al igual que conducir el mismo su coche, a pesar del tráfico de Ciudad de México. No es un hombre de grandes lujos ni luce relojes caros ni nada que sea ostentoso. Veranea en agosto en Avión (Ourense) junto a otros amigos mexicanos cuyas familias tuvieron que emigrar. Allí juegan a dominó en el bar de la plaza. Por eso Slim, que es un sentimenta­l hombre de negocios no le dolió rescatar al Real Oviedo en 2012, convirtién­dose en su mayor accionista del equipo de segunda división por 2,5 millones de dólares. También lo demostró en su sociedad con FCC, lo que muchos interpreta­ron como un rescate o muestra de poder, se ha convertido en una familia, en la que Esther Alcocer Koplowitz, es la favorita para dirigir todos los negocios que comparten con el magnate mexicano. Muchos saben de Carlos Slim, pero nadie está dispuesto hablar de él. A veces hay que conocer a la persona para entender al empresario. De ahí que haya más leyendas que retratos de él.

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// ABC Slim y Soumaya se casaron el 28 de abril de 1996 en la Colonia Polanco en el Distrito Federal. Él con 25 años y ella 17 años.
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 ?? // ABC ?? Carlos Slim en el centro junto a sus tres hijos Carlos, Marco Antonio y Patrick. Sus tres hijas Johanna, Vanessa y Soumaya y algunos de sus yernos y dos de sus 23 nietos .
// ABC Carlos Slim en el centro junto a sus tres hijos Carlos, Marco Antonio y Patrick. Sus tres hijas Johanna, Vanessa y Soumaya y algunos de sus yernos y dos de sus 23 nietos .
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 ?? // EFE Y LAGENCIA ?? A la izda. Slim junto a Esther Alcocer, presidenta de FCC esta semana. Abajo, con parte de su familia en Oviedo junto al padre Ángel
// EFE Y LAGENCIA A la izda. Slim junto a Esther Alcocer, presidenta de FCC esta semana. Abajo, con parte de su familia en Oviedo junto al padre Ángel

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