ABC (Andalucía)

¿Buenas noticias?

Los éxitos de Sánchez contra la pandemia, el paro, la inflación, los independen­tistas o Marruecos suelen salirnos muy caros a los españoles

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

DOS noticias acaparan la actualidad. Una exterior, otra interior, aunque ahora todo anda mezclado. Pedro Sánchez ha logrado que Bruselas le permita bajar el precio de la electricid­ad, que se ha puesto por las nubes, y el subjefe del Estado Mayor ruso parece renunciar a la mayor parte de Ucrania, limitando sus objetivos a la zona este de Donbass. Tienen buena pinta, pero como tanto el uno como el otro no son lo que se diga amantes de la verdad, conviene examinarla­s de cerca no vaya a ser que vuelvan a darnos el timo.

Sabemos que nuestro presidente se embarcó la semana pasada en una misión diplomátic­a de altos vuelos para rebajar el recibo de la luz, que no solo desequilib­ra el presupuest­o de los consumidor­es sino también ha hecho cerrar bastantes empresas. El remedio de Sánchez para ello es tan simple que parece mentira que no se le haya ocurrido a otro antes: ya que el precio del gas se ha disparado y forma parte de dicha factura, saquémoslo de la misma, que la bajará automática­mente. Es lo que vendió en Lisboa, Roma y Atenas, donde se le oyó pero no debió ser escuchado atentament­e porque sólo obtuvo el apoyo de la primera mientras en las otras dos pasó por completo desapercib­ido e incluso en la segunda confundier­on su nombre al despedirle.

Con tan breve equipaje se presentó en Bruselas, dispuesto a dar la batalla con argumentos tan contundent­es como su amenaza de marcharse. Consiguien­do que, debido a la ‘isla energética’ que forma la Península Ibérica, se le permita hacer con el recibo de la luz lo que le dé la gana, mientras el resto lo seguirá haciendo como hasta ahora. Con la advertenci­a de que la Comisión tiene todavía que dar la última palabra. Dos cosas nos sorprenden de esta batallita. La primera, que hayamos preferido estar frente a Alemania, Francia e Italia en asunto tan importante después del trabajo que nos costó ingresar en la Unión Europea y que el gas seguirá costándono­s lo mismo en otros recibos. Porque camioneros, agricultor­es, sanitarios y tantos otros colectivos siguen movilizado­s sin que valgan todas las negociacio­nes y apelacione­s gubernamen­tales.

En cuanto a la renuncia rusa a todo lo que no sea Donbass, mejor no hacerse ilusiones. El anuncio no lo hizo Putin, que es quien tiene allí la primera y última palabra. Puede tratarse de disimular su falta de progresos en otros frentes e incluso algunos retrocesos. O de una forma de ganar tiempo. Porque sus bombardeos indiscrimi­nados a civiles y militares ucranianos continúan.

Quiero decir con todo esto que si los éxitos de Sánchez contra la pandemia, el paro, la inflación, los independen­tistas o Marruecos suelen salirnos muy caros a los españoles, en la guerra de Putin, si los rusos no la están ganando, los ucranianos no la están perdiendo. Y esa sí que es una buena noticia.

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