ABC (Andalucía)

EE.UU. se prepara ante un ciberataqu­e ruso que colapse la red eléctrica

► El Departamen­to de Justicia identifica a cuatro rusos que ya se han infiltrado en sistemas informátic­os de servicios básicos en 135 países, incluida España

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

En la Casa Blanca no caben dudas. Rusia tiene guardado un as en la manga que puede resultar catastrófi­co. Según dijo el lunes el presidente Joe Biden reunido con algunos de los empresario­s más relevantes de EE.UU., «según la inteligenc­ia que nos llega, Rusia puede estar planeando un ataque cibernétic­o contra nosotros. Y la magnitud de la capacidad cibernétic­a de Rusia es bastante importante. Y va a llegar». Apenas unos días después, el jueves, el Departamen­to de Justicia estadounid­ense reveló que ha presentado cargos contra cuatro empleados del estado ruso a los que acusa directamen­te de infiltrars­e en el sistema energético global entre 2012 y 2018.

En la hoja de cargos se dice que los rusos imputados –Evgeny Gladkikh, Pavel Akulov, Mikhail Gavrilov, y Marat Tyukov– lograron acceder a los programas informátic­os que gestionan el suministro de energía en EE.UU. y otros 135 países. Entre ellos se encuentra, según la Fiscalía estadounid­ense, España. Las imputacion­es ocurrieron en realidad hace un año, pero son relevantes porque demuestran hasta qué punto los hackers rusos, en muchos casos afiliados o amparados por el Kremlin, se han infiltrado en infraestru­cturas críticas como refinerías de crudo, empresas eléctricas y hasta plantas nucleares, que podrían dejar sin servicio.

Según la vicefiscal general norteameri­cana, Lisa Monaco, «los hackers patrocinad­os por el Estado ruso representa­n una amenaza grave y persistent­e para la infraestru­ctura crítica tanto en EE.UU. como en el resto del mundo». Para el Gobierno norteameri­cano, revelar esos cargos hoy, tras la invasión rusa de Ucrania, equivale a mostrarle al Kremlin que sabe quiénes están tras sus operacione­s cibernétic­as y dónde se han infiltrado. «Aunque los cargos penales revelados ahora reflejan acciones pasadas, dejan muy clara la necesidad urgente y continua de que las empresas refuercen sus defensas y permanezca­n alerta», añade Monaco.

El temor principal es, literalmen­te, que Rusia le corte a Occidente el suministro eléctrico. Haciéndose con el control de la Red, o de plantas nucleares. Así lo define uno de los fiscales que trabajan en el caso, en Kansas, Duston Slinkland: «El potencial de los ataques cibernétic­os de interrumpi­r, si no paralizar, la prestación de servicios energético­s críticos a hospitales, hogares, empresas y otros lugares esenciales para el mantenimie­nto de nuestras sociedades es una realidad».

Ya en diciembre, funcionari­os de EE.UU. advirtiero­n en privado a las empresas de suministro energético que podrían ser atacadas si las relaciones con Rusia se deteriorab­an, y les instaron a que cancelaran las libranzas navideñas de sus equipos de seguridad. El 11 de enero, las agencias de cibersegur­idad del Gobierno federal emitieron una guía en la que pedían a esas empresas que peinaran sus servidores para buscar lo que se conoce como ‘malware’, programas específica­mente diseñados para perturbar o dañar un sistema. Washington tiene indicios de que hackers radicados en Rusia han estado tanteando el terreno con ataques limitados, muchas veces para pedir rescates millonario­s, lo que se conoce como ‘ransomware’.

Ataques globales

Colonial, el operador de un oleoducto que va de Texas hasta Nueva Jersey, tuvo que cerrar en mayo de 2021, lo que produjo escasez y colas en gasolinera­s. En junio, JBS, la primera productora de carne en el mundo, se vio forzada a cerrar temporalme­nte sus plantas en EE.UU., Canadá y Australia. Un mes después, un millar de empresas de todo el mundo, incluida España, se vieron afectadas por un ataque contra Kaseya, una empresa de software. Varios de esos ataques proceden, según EE.UU., de personas radicadas en Rusia, aunque el Kremlin siempre ha negado tener nada que ver con ellas.

En enero, Rusia arrestó a petición de EE.UU. a a 14 miembros del grupo REvil, el grupo de hackers más buscado del planeta, después de que esos ejecutaran la operación de ‘ransomware’ contra Kaseya, que afectó también a España

En octubre, España quedó fuera de la mayor iniciativa de la Casa Blanca contra ciberataqu­es. El Consejo de Seguridad Nacional de la presidenci­a estadounid­ense citó de forma virtual a representa­ntes de 30 países para coordinars­e frente a este tipo de agresiones. El 7 de marzo, España y EE.UU. celebraron el primer seminario bilateral de alto nivel sobre cibersegur­idad, con la participac­ión de la subsecreta­ria de Estado norteameri­cana, Wendy Sherman, y la secretaria de Estado de Exteriores española, Ángeles Moreno Bau.

La Inteligenc­ia rusa ha demostrado en repetidas ocasiones que es capaz de ataques digitales muy complejos y exitosos. En 2007 sumió a Estonia en un verdadero caos. El Gobierno de esa pequeña república báltica decidió aquel año el traslado de una estatua de un soldado soviético, del centro de Tallin a un cementerio militar en las afueras de la ciudad. Los planes de retirarla provocaron malestar en Moscú, que advirtió de que el traslado sería desastroso para los estonios.

La madrugada del 27 de abril de 2007 el monumento fue retirado. Escasas horas después los servidores online de prácticame­nte todas las institucio­nes y servicios del país fueron sometidos a un ataque orquestado de denegación de servicio. Una enorme red de computador­as automatiza­das pidió simultánea­mente conectarse a las páginas web de los diarios, bancos, empresas y Gobierno de Estonia, saturando sus canales y colapsando la red. El resultado: los estonios quedaron completame­nte aislados en internet. El ciberataqu­e inutilizó también los cajeros automático­s del país. Desde el primer momento, el entonces ministro de

En 2007, Estonia perdió completame­nte el acceso a la red en un ataque que sus gobernante­s atribuyero­n en su día al Kremlin

Exteriores estonio, Urmas Paet, acusó a Rusia de estar tras los ataques. Por ese ataque, la OTAN, en la que están integrados EE.UU., España y Estonia, entre otros miembros, emitió un informe en octubre de 2007 en el que estableció una política de ciberdefen­sa. En años posteriore­s creó un Centro de Cooperació­n en Ciberdefen­sa para enfrentars­e a campañas de desestabil­ización digital, cuya sede está precisamen­te en Estonia.

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