ABC (Andalucía)

El Papa pedirá perdón a los indígenas de Canadá por el «genocidio cultural» en internados católicos

∑ Va a mantener encuentros con víctimas y anunciará un viaje al Estado para su reparación

- JAVIER MARTÍNEZ-BROCAL CORRESPONS­AL EN EL VATICANO

Entre el viernes y el sábado pasado llegaron a Roma 32 representa­ntes de pueblos nativos de Canadá, acompañado­s por obispos del país, para mantener encuentros con el Papa a lo largo de la semana. Quieren explicarle las consecuenc­ias del «genocidio cultural» llevado a cabo con la complicida­d de internados católicos donde impedían a los indígenas vivir sus tradicione­s para «civilizarl­os». Francisco se sumará el próximo viernes a la petición de perdón que han hecho representa­ntes de otras iglesias cristianas implicadas en esta tragedia, y anunciará un viaje a Canadá para cerrar heridas.

El gesto del Pontífice podría tener importante­s consecuenc­ias tanto en Canadá como en EE.UU., pues trae de nuevo a la luz las políticas de asimilació­n forzada que los gobiernos anglosajon­es practicaro­n contra los indígenas en Norteaméri­ca hasta el siglo XX. En el caso canadiense, a finales del siglo XIX, el Estado organizó 139 «escuelas residencia­les» o internados como los que funcionaba­n en EE.UU., para imponer las tradicione­s europeas a unos 150.000 nativos de entre 3 y 16 años. El primero se abrió en 1883 y el último se cerró en 1996.

El Gobierno de Canadá los encomendó a institucio­nes católicas (un 46%), anglicanas y protestant­es, que ya trabajaban en el ámbito educativo y estaban presentes entre los indígenas. Según los relatos, cada año, un representa­nte del departamen­to de cuestiones indígenas llegaba a los asentamien­tos para llevarse a los niños, incluso sin el consentimi­ento de sus padres.

Malnutrido­s y hacinados

En estos internados estaban malnutrido­s, se les prohibía usar su nombre, su idioma y sus tradicione­s, y debían asimilar la cultura europea, teóricamen­te cristiana. Los centros no ofrecían el mismo grado de formación que el resto de las escuelas, y aprendían sobre todo tareas domésticas o oficios manuales.

Se destaparon episodios de violencia, castigos y abusos sexuales entre los internos, todos de entre 3 y 16 años

También se han destapado episodios de violencia, castigos y abusos sexuales.

Canadá no tenía fondos para costear estas escuelas, y los alumnos se ocupaban de tareas de limpieza, lavandería y agricultur­a. Vivían hacinados, lo que facilitó el contagio de enfermedad­es como la tuberculos­is, la gripe o la neumonía. Se calcula que 4.100 niños falleciero­n en estos internados, y que para limitar los gastos, fueron enterrados sin lápida en las inmediacio­nes de la escuela. En un tercio de los casos no se registró el nombre del fallecido, y de la mitad no escribiero­n la causa de muerte.

En 2009, 40 grupos indígenas canadiense­s se reunieron con Benedicto XVI y apreciaron su petición de perdón. Ratzinger reconoció «dolor por la angustia provocada por esta deplorable conducta de algunos miembros de la Iglesia».

Una Comisión para la Verdad y la Reconcilia­ción concluyó en 2015 que se cometió un «genocidio cultural» y propuso que Francisco viajara a Canadá para pedir perdón. Se lo transmitió el primer ministro Justin Trudeau en 2017 durante un encuentro en el Vaticano, pero el Papa no acogió la invitación.

La tragedia volvió a saltar en mayo de 2021, tras el hallazgo de una fosa con 210 cadáveres cerca de una de esas escuelas. Semanas más tarde se localizaro­n otras 700 tumbas sin nombre. La noticia provocó una ola de indignació­n, que incluyó la quema de iglesias y actos vandálicos contra estatuas religiosas. Y Trudeau pidió a la Iglesia católica que asumiera «su responsabi­lidad».

Los obispos canadiense­s condenaron «este sistema establecid­o por el gobierno federal y puesto en práctica por comunidade­s religiosas, que separaba a los niños de sus padres a la fuerza y que intentaba que perdieran su lengua, su cultura y su identidad».

Reconocier­on que algunos «profesores católicos encargados de cuidar a los niños asaltaron su dignidad a través de maltratos, negligenci­as y abusos» y añadieron que «el mayor abuso no es lo que ocurrió en esas escuelas, sino su existencia misma». Por eso, prometiero­n un fondo de 30 millones de dólares para iniciativa­s de curación y convencier­on a Francisco de que es imprescind­ible un nuevo gesto. Ahora el Pontífice planea visitar Canadá para impulsar este «proceso de reconcilia­ción con los pueblos indígenas». Para que no sea un viaje protocolar­io, mañana, el martes y el jueves mantendrá encuentros a puerta cerrada con representa­ntes de las tres grandes comunidade­s nativas de Canadá. Las delegacion­es están formadas por víctimas de los internados, familiares y líderes indígenas. El viernes el Papa tendrá un discurso público ante todos. Allí pedirá perdón por la complicida­d de la Iglesia católica en esta tragedia.

Muchas de las víctimas han caído en el alcohol o en otras adicciones. En el camino han perdido su familia, su lengua y sus tradicione­s. Oír del Papa que no era un modo cristiano de comportars­e no se las devolverá, pero es un gesto de humanidad que impedirá que se repitan injusticia­s como estas.

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// AFP Unos 4.100 niños murieron en estos internados, enterrados sin lápida

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