Menudo marrón
«El Gobierno de Sánchez podía haber servido en momentos tontorrones, pero la situación es de emergencia nacional»
EN meteorológica metáfora de los tiempos que estamos viviendo, estos días nuestro cielo se ha teñido de marrón. Qué digo el cielo. Los pueblos blancos de Andalucía han amanecido con sus fachadas manchadas de sucio color chocolate. Quién limpia esto ahora.
No sé a ustedes. A mí la situación cada vez me recuerda más a aquellos atribulados momentos de 2011, cuando la crisis económica, varios años de medidas equivocadas para paliarla y el tremendo desgaste que hacía a Zapatero andar como pollo sin cabeza le forzaron primero a anunciar que no se presentaría a la reelección para acto seguido convocar elecciones anticipadas. «La certidumbre es estabilidad», justificó. Pues eso.
No pasará lo mismo. Pedro Sánchez ha hecho bueno al político que decidió irse para contar nubes y ayudar al régimen bolivariano de Venezuela. Y el escenario no es que sea similar. Es que es mucho peor. Se recuerda mucho estos días aquella frase atribuida a Lincoln de que puedes engañar a todo el mundo algún tiempo; o a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. El Gobierno bonito y progresista de Sánchez quizás podría haber servido en momentos tontorrones. Que existen. Pero la situación actual es de emergencia nacional, hasta el punto de que el indulto a los presos del procés, con ser grave, ahora nos parece una filfa. En cuanto se torcieron las cosas, el gabinete más poblado de la historia demostró que lo más sensato que podía imaginar era darnos recomendaciones sobre nutrición. Y también con eso la lió.
Mientras, ABC informaba el jueves de que Andalucía, después de haber empezado a bajar impuestos cuando tomó posesión el ‘Gobierno del cambio’, había ingresado casi 100 millones más en 2021 por los tributos cedidos que tres años antes. El viernes, se enumeraban las medidas aprobadas por la Junta para tratar de paliar en lo que está en su mano el descalabro que sufren los sectores más afectados por el alza de los precios de electricidad y carburantes. Quien siembra, recoge. Está feo comparar, dicen por ahí. Pero uno no deja de preguntarse. ¿Quién limpia esto ahora?