Aluvión de operaciones
La semana pasada, Slim sobre Metrovacesa. Hace dos, la matriz europea de Mediaset sobre su filial española. Y, recientemente, Castellana Properties compraba al gigante Pimco su participación mayoritaria en Lar. Un baile corporativo que la guerra lejos de parar parece haber acelerado. El mínimo común denominador de estas operaciones es el bajo precio por el que los ofertantes quieren hacerse con el control de las compañías. Han aprovechado la zozobra que las bombas han creado en los mercados para tratar de sacar tajada.
Los compradores son, todos, industriales. Conocen muy bien las dinámicas de los distintos negocios y entienden mejor la lógica de las integraciones. Ahora, resulta poco probable que a los precios de derribo por los que los italianos y el mexicano –el caso de Lar es distinto– han lanzado sus ofertas estas prosperen.
En cualquier caso ya han dado el primer paso que abre la caja de Pandora. El proceso de integración de los medios en Europa ya ha empezado. No tiene mucho sentido que los italianos mareen mucho la perdiz. La integración de su filial española es el paso imprescindible para lo que quieran hacer después. Además, es un claro aviso para el resto de jugadores españoles, que de una forma o de otra terminarán participando en el baile. Las televisiones son las que lo han abierto, pero por el camino probablemente se irán sumando otros actores de la industria.
En el caso de la promotora, parece claro que el empresario mexicano ve muy clara la oportunidad en el residencial español y quiere convertirse en actor principal. Se decanta por Metrovacesa, probablemente por el gran banco de suelo que tiene la compañía, justo cuando esto se ha convertido en uno de los principales cuellos de botella. Ahora toca que sus dos accionistas principales –Santander y BBVA– muevan ficha. Resulta poco probable que en los niveles que se ha presentado la oferta vaya a conseguir una gran aceptación, Pero el primer paso ya lo ha dado y tal vez ahora pueda tener algo más de fuerza relativa con vistas a futuros movimientos de los principales accionistas.
Estas operaciones son solo una avanzadilla de lo que está por llegar. Un mercado de capitales a pleno rendimiento, el dinero muy barato y las valoraciones de muchas de las empresas cotizadas son el caldo de cultivo ideal para que otras le sigan. En algunos casos, como el de la inmobiliaria Merlin, los sucesos de las últimas semanas han podido poner el cascabel al gato. En otros probablemente no las veamos venir. Pero sin duda no nos vamos a aburrir.