«En España había 14.000 ucranianos irregulares»
La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) lleva desde 1994 operando sobre terreno ucraniano. Con los últimos acontecimientos ha declarado el nivel de emergencia 3 en el país invadido por Rusia, el máximo del que dispone el organismo. Sophie Muller lleva más de veinte años dedicada al ámbito de los derechos humanos y desde 2019 es la representante de Acnur en España.
—¿Cómo está gestionando Acnur la riada de refugiados por la guerra en Ucrania?
—Nosotros somos el actor de la ONU dedicado al apoyo a las autoridades de los países a los que llegan las personas desplazadas por la guerra, respondemos con ayuda humanitaria. Con esta crisis hemos reforzado los equipos, ahora son 130 compañeros los que están allí, cuando antes eran cien.
—¿Cómo era la situación en Ucrania antes de que estallara el conflicto?
—Ya era compleja por las consecuencias que trajo la crisis de Crimea en 2014. Pese a ello, ya se había logrado un nivel de seguridad estable en el territorio y nuestro enfoque era el de buscar soluciones. Estábamos en el momento de aprovechar esa estabilidad, aunque siempre con cautela, para que los afectados pudieran retomar la normalidad en sus vidas.
—¿Cuánto dinero han recaudado mediante donaciones?
—El Comité Español de Acnur –o España con Acnur– es la ONG española encargada de la captación de fondos. Por el momento, no hay una cifra exacta de las recaudaciones, pero ya se han superado los 7,5 millones de euros.
—¿Se imaginó vivir una guerra de esta magnitud en pleno siglo XXI?
—No, este conflicto ya ha generado el número más grande de desplazados forzosos en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. En un mes, más de 3,9 millones de refugiados han huido de Ucrania, entre 10 y 12 millones están atrapados en el país y la cifra de desplazados internos asciende ya a 6,5 millones de personas.
—¿Cree que la invasión rusa de Ucrania está dejando de lado a otros refugiados?
—La atención que genera la situación puede ocasionar un desenfoque hacia otras. El resultado es una desestabilización a los países que están en situaciones complejas, como el Congo o Yemen. Además, se pueden incrementar las tensiones nacionales, debilitar los gobiernos y generar situaciones de conflicto o lucha interna, como discriminación o persecución.
—¿Cómo actúan ante esto?
—Desde Acnur hacemos un llamamiento a todos los actores, donantes y participantes que trabajan en beneficio de los refugiados para que no se olviden de las otras crisis, porque pondría en peligro la estabilidad internacional. Pedimos atender esta nueva crisis, que nos supera por su amplitud, gravedad e intensidad, sin que aumenten las preexistentes.
—¿Cómo está respondiendo España ante la crisis de los refugiados?
—Por encima de la protección temporal que ha activado la Unión Europea, España ha decidido ampliar el ámbito personal de esta directiva, incluyendo a las personas de terceras nacionalidades que estaban legalmente en Ucrania y que no podían acudir a la protección de su país de origen. Además, se han agilizado los procedimientos de concesión de protección temporal, incluyendo a las personas ucranianas que ya residían en España, 120.000 –de las que 14.000 estaban en situación irregular–.
—¿A qué peligros se exponen los refugiados?
—Es una población sumamente vulnerable, el 90% de las personas que salen de Ucrania son mujeres solas con niños y hombres mayores. Se enfrentan a situaciones de explotación y redes de trata. Su salud mental es muy crítica por el ‘shock’ que han vivido, muchos han dejado sus casas o a parte de su familia para huir a otros países.
—¿Piensa que se está dejando de lado a algún colectivo?
—El de las personas con discapacidad, tanto menores como adultos, que se encuentran todavía en Ucrania.