Tres cuartos de Putin
El Ministerio de Economía llega a la conclusión de que el 73 por ciento de la subida del IPC es culpa del Kremlin
A Nadia Calviño la sueltas en la plaza de abastos y te viene con tres cuartos de Putin, de la parte de la pechuga, que es para un enfermo, España, asintomática. La cosa empezó cuando el verano pasado el Instituto Nacional de Estadística echó cuentas y destapó el fraude –no tiene otro nombre– de las previsiones de crecimiento del Gobierno, desenmascarado a partir de los datos del PIB. Ante la adversidad de la estadística convencional, Calviño dio por superada la era de la ortodoxia y abogó por medir el crecimiento, el bienestar y la felicidad –lo que viene siendo el progreso, en definitiva– en función de variables alternativas y menos rigurosas, como en Bután, o como en el CIS de Tezanos. Todos contentos. Con la inflación en máximos desde 1987, situada de forma provisional en el 9,8 por ciento registrado en marzo, al equipo vicepresidencial no se le ha ocurrido otra cosa que hacer efectiva aquella huida hacia la heterodoxia con que amagó Calviño y sacarse de la bombona de Bután una variable (Putin) con la que cuadrar sus cuentas. Resulta así que el 73 por ciento de incremento del
IPC se debe al «impacto de la invasión de Ucrania» –‘sectores impactaos’, que dijo y predijo María Jesús Montero–, lo que resta un nada desdeñable 26 por ciento a la anterior y aún reciente previsión del Gobierno, con Sánchez desatado y culpando a Putin, al cien por cien, de lo mal que estaba la cosa. Apréciense la finura del cálculo, la precisión estadística y el recorrido político de esta rompedora manera de quitarse al INE de encima y de doblegar la curva.