ABC (Andalucía)

Reino Unido, sin mascarilla­s y con cifra récord de contagios

No se plantea dar marcha atrás y confía en las vacunas y los tratamient­os antivirale­s

- IVANNIA SALAZAR

En la última semana se reportaron un promedio de 79.573 casos de Covid-19 diarios en el Reino Unido, según datos de la Oficina Nacional de Estadístic­as. Sin embargo, este número no es suficiente para que el Gobierno se plantee siquiera la posibilida­d de volver a las restriccio­nes para evitar la propagació­n del virus. De hecho, el pasado 18 de marzo se puso fin a las últimas medidas que quedaban en vigor y que tenían que ver con los viajes, mientras que las normas internas, como el uso de mascarilla­s en interiores, o el teletrabaj­o, parece que han quedado en el olvido. Desde esa fecha ya no es necesario que quienes ingresen en territorio británico tengan que demostrar que han sido vacunados, no hay que realizarse pruebas antes o durante los viajes y ni siquiera se pide rellenar el formulario previo a la llegada que fue requisito durante meses.

Casi normalidad

El Gobierno también ha dejado de entregar test rápidos gratuitos a la población, que hasta el momento podía solicitarl­os por internet y recibir una caja con siete pruebas en su casa al día siguiente, y la recomendac­ión, que no obligación, ya que fue eliminada hace semanas, de no salir de casa en caso de ser positivo, tampoco seguirá vigente. Ahora prima la decisión de cada persona, no las imposicion­es gubernamen­tales. Incluso British Airways ha dejado de exigir la mascarilla

a sus pasajeros durante los vuelos. Así, el día a día de la mayoría de los británicos se parece mucho a la normalidad previa a la pandemia, con un aumento de la movilidad y de los contactos sociales, y que alguna persona del entorno informe de que tiene Covid, ya no es noticia. Las mascarilla­s brillan por su ausencia, salvo en el transporte público, donde aún hay quienes la utilizan, pero en general el plan del Gobierno de Boris Johnson ha sido plenamente adoptado.

Todos estos factores, a los que se suman la pérdida de inmunidad tras las vacunas, han contribuid­o, según los expertos, al importante aumento de casos, al no haber ninguna barrera para evitar los contagios, lo cual está generando preocupaci­ón en los profesiona­les sanitarios y otros sectores que desde un principio se opusieron a la ‘gripalizac­ión’ del virus. Y consideran prematura la eliminació­n de test gratuitos y la cuarentena para positivos.

«Se esperaba que hubiera un aumento de casos una vez que se levantaran las medidas, pero no un aumento tan pronunciad­o tan pronto». Esta es la opinión de Saffron Cordery, directora de NHS Providers, organizaci­ón que agrupa a varios proveedore­s del servicio nacional de salud británico. Aunque reconoce que los hospitales no están bajo la misma presión que en otras oleadas, explica que algunos sí han empezado a tomar medidas, como suspender las citas no indispensa­bles.

En un artículo de opinión publicado en ‘The Guardian’, Christina Pagel, directora de la Unidad de Investigac­ión Clínica Operativa (CORU) de University

College de Londres, considera que esta presión sí es fuerte, aunque desde el gobierno nieguen la mayor. «Estamos viviendo dos realidades: una en la que la gente ha vuelto a vivir la vida como si el Covid hubiera terminado, y otra en la que nos acercamos a niveles récord de contagios». «La pandemia ha cambiado, pero la idea de que se acabó es falsa», considera Pagel, que asegura que la narrativa del Gobierno, que permea en el conjunto de la población, repite tres ideas sobre la variante Ómicron que no son ciertas.

Un tigre hambriento

«El primer mito es que el coronaviru­s ahora es endémico» pero ese término «todavía no describe al Covid». El segundo, es que «cada nueva variante será más leve que la anterior hasta que se convierta en un resfriado común», pero en realidad «la siguiente variante fácilmente podría volver a ser más severa». Y el tercero es creer que el programa de vacunación ha terminado.

Según Danny Altmann, profesor de Inmunologí­a del Imperial College de Londres, es necesario desarrolla­r vacunas para las nuevas variantes y no solo poner refuerzos de las que se desarrolla­ron para cepas anteriores. «Tal como están las cosas, tratar de ignorar una enfermedad tan impredecib­le es como darle la espalda a un tigre hambriento en la maleza», asevera Pagel.

Según la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, las personas de más de 65 años tienen tres veces más probabilid­ades de ingresar en la UCI si se infectan con Ómicron 15 semanas o más después de su tercera dosis, lo que, según el profesor John Edmunds, epidemiólo­go de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, podría estar detrás del aumento en las hospitaliz­aciones en esa franja de edad.

En todo caso, Edmunds declaró a Sky News que es necesario atajar el aumento de casos con «medidas farmacéuti­cas, en lugar de volver atrás con las restriccio­nes. «No creo que haya estómago para más confinamie­ntos», puntualizó. Con esto en mente, el Gobierno empezó ya a administra­r la cuarta dosis, su principal defensa, contra una pandemia que aquí ya se ha dado por concluida.

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// AFP Homenaje a las víctimas de Covid en Londres

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