Ser agradecidos

Me gustan esas píldoras de filosofía que encierran los dichos populares

Dice el refrán que «es de bien nacido ser agradecido», y a mí me gustan esas píldoras de filosofía que encierran los dichos populares.

Ahora viene a cuento porque la fiscalía ha archivado las actuaciones investigadoras sobre Su Majestad don Juan Carlos I, y el propio Rey ha declarado cuál ha de ser su vida en adelante. Con don Juan Carlos deben estar agradecidos todos los españoles porque detentando más poder que tuvieron nunca los reyes desde Carlos I y Felipe II a Fernando VII, último rey absoluto; elegantemente, como quien se desprende de la capa, se despojó hasta el punto que ahora solo puede nombrar a los miembros de su Casa, y conceder Títulos, Grandezas y Toisones.

No cabe mayor generosidad y, además, lo hizo en favor de todos los españoles, a los que instituyó en soberanos. Díganme si no han de estar agradecidos. Sobre todo los políticos, de presidente del Gobierno a concejal de pueblo, porque lo son gracias a su voluntaria renuncia y a la Constitución que él impulsó.

Y los cazadores más.

Pues igual que a sus antepasados, al Monarca le gusta la caza. Como dice otro refrán, «quien lo hereda no lo hurta»: Se hizo ‘novio’ en El Castañar y su primera res fue un jabalí, con el correr de los años organizó monterías en Lugar Nuevo y Quintos de Mora y conoció la berrea, a veces en las sierras manchegas de El Palomar, a veces por Andalucía la Baja, léase Carrizuelo.

Le apasionan las perdices de La Flamenca siguiendo a Felipe IV, a quien Martínez del Espinar no alcanzaba a servirle los arcabuces de tan deprisa que disparaba, las acuáticas como a Alfonso XII y, lo mismo que a su abuelo Alfonso XIII, los machos monteses, poco importa que sean de Gredos o del Maestrazgo, donde ha honrado Tortosa y Beceite.

Y lo proclama constantemente. Ha visitado las ferias de caza y está orgulloso de ser cofrade de san Huberto y de llevar en el sombrero la insignia con un guion de bando de Mudela, donde personalidades de todo el mundo se glorían de ser sus huéspedes.

Amigos cazadores, del norte y del sur, los de pana y los de paño, de rifle y escopeta, de uno y otro pensar, a cumplir con el refrán.