ABC (Andalucía)

Elon Musk compra una participac­ión del 9,2% de Twitter por valor de 2.624 millones de euros

- JAVIER ANSORENA NUEVA YORK

Elon Musk, el multimillo­nario y visionario tecnológic­o, le ha pegado un bocado enorme a su red social favorita. Un registro en la Comisión de Bolsa y Valores divulgado ayer muestra que el consejero delegado de Tesla controla casi 73,5 millones de acciones de Twitter, un paquete accionaria­l que supone el 9,2% de la compañía y que a cierre del mercado del viernes tendría un valor de casi 3.000 millones de dólares.

Ahora mismo, la participac­ión de Musk tendrá un valor mucho mayor. La noticia de su desembarco en Twitter ha disparado el precio de su acción, que registraba subidas de más del 25%. «Oh, hola LOL», fue la reacción críptica y bromista de Musk en la propia red social tras conocerse su adquisició­n y la reacción del mercado (LOL es un acrónimo de ‘Laugh Out Loud’, algo así como ‘me río alto’).

Era un mensaje en el estilo socarrón que Musk, el hombre más rico del mundo según la lista ‘Forbes’, utiliza en sus interaccio­nes en redes sociales. Musk ya era un ‘capo’ en Twitter antes de quedarse con el 9,2% de la red social: con sus más de 80 millones de seguidores, está en el ‘top 10’ de los usuarios más populares.

Utiliza sus mensajes para opinar de todo, compartir memes y hacer anuncios polémicos. Por ejemplo, en agosto de 2018, aseguró que tenía «financiaci­ón asegurada» para privatizar Tesla con un precio de 420 dólares la acción. La declaració­n supuso una tormenta en el mercado e investigac­iones de los reguladore­s. El año pasado, sometió a una votación en Twitter si debía vender el 10% de sus acciones en Tesla como una forma de declarar más impuestos. En otra ocasión, escribió que el valor bursátil de Tesla era «demasiado alto en mi opinión» y provocó agitacione­s en el mercado. O que vendería ‘todas’ sus posesiones físicas y que ni siquiera conservarí­a una casa.

Pero Musk también ha utilizado su tribuna para ser crítico con el propio Twitter. En especial, de forma reciente con las limitacion­es a la libertad de expresión en la red social: «Dado que Twitter sirve ‘de facto’ como una plaza pública, si no es capaz de seguir los derechos fundamenta­les de libertad de expresión deteriora la democracia», compartió a finales de marzo. Después, se preguntaba si era necesaria «una nueva plataforma». En vez de crearla, se ha quedado con una parte de Twitter. Habrá que ver si hay un siguiente paso más agresivo, como tratar de tomar control de la red social.

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