Lunes de resaca en la montaña rusa de la Junta
El Gobierno andaluz encaja las emociones de un fin de semana bipolar en el que ha situado a dos miembros en el PP nacional y ha perdido con Imbroda a un pilar de Cs
Bendodo expone las claves del nuevo PP: exportar a España el modelo andaluz y ser «la izquierda de la derecha y la derecha de la izquierda»
Juan Bravo apuesta por el adelanto electoral, seguirá como consejero y espera serlo en 2023
La sucesión de acontecimientos del fin de semana político andaluz merecía tener ayer un lunes de resaca para la reflexión. Hay que digerir qué cambios conlleva el lugar de privilegio obtenido por el PP andaluz en el organigrama de Núñez Feijóo tras el Congreso Extraordinario de Sevilla, que ha situado a dos miembros del Ejecutivo regional en el puente de mando del partido y a una tercera consejera en la junta nacional. En lo negativo hay que afrontar una crisis de Gobierno imprevista por el fallecimiento del consejero de Educación y Deportes Javier Imbroda. El Gobierno andaluz ha vivido tres días en una montaña rusa de emociones que todavía tiene que digerir.
Bendodo en Madrid
Por orden cronológico, la primera noticia de peso saltaba apenas iniciado el Congreso del PP, cuando Núñez Feijóo anunciaba que Elías Bendodo, consejero de la Presidencia, portavoz del Gobierno andaluz y presidente del PP malagueño será el número tres del partido en labores de coordinación. Bendodo mantendrá todos sus cargos hasta la celebración de las elecciones andaluzas, sean en junio u octubre –así lo acordó con Juanma Moreno–, pero no seguirá en la Junta si se revalida la presidencia. Su puesto estará en Madrid.
Sus caminos se separan para converger en el futuro, porque el nombramiento de Bendodo fue el primer trazo del dibujo del eje Galicia-Andalucía que se ha marcado como itinerario para el cambio político del partido la nueva comandancia de «los moderados». Bendodo explicaba ayer el paisaje de esa ruta: «Consolidar el cambio en Andalucía es la primera estación para que el cambio llegue a España». Se trata de extrapolar el modelo andaluz al Gobierno de España. Eso vincula a Moreno a todo el proceso, Bendodo será su hombre en Génova. Si no fuera porque en la nueva política eso es imposible pareciera que el PP ha previsto en este envite hasta la sucesión de Feijóo... para cuando toque.
De momento, Bendodo se estrenó en el cargo con un galimatías para despejar dudas sobre la posición ideológica de la nueva dirección: «Estar a la izquierda de la derecha y a la derecha de la izquierda». Es decir, tener siempre un pie en el centro para poder «hablar y pactar a uno y otro lado», como hace el Gobierno andaluz en el Parlamento.
El papel principal de Bendodo en Génova no será precisamente la cocina ideológica sino la fontanería interna y las calderas de la sede maldita de los populares, donde podrá poner en práctica todos sus conocimientos de control orgánico. Entre sus cometidos está coordinar las sensibilidades territoriales de un PP que será claramente autonomista pero no confederal. En especial a él le toca tratar un capítulo delicado y no cerrado (más bien complicado) en el congreso de Sevilla: el papel de Ayuso. Para evitar reeditar el conflicto que generó la última crisis letal del partido, Bendodo tendrá que entenderse con un hueso duro de roer y perfectamente entrenado en la materia, el estratega de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez. El primer encargo de la secretaria general Cuca Gamarra a Bendodo es preparar un informe sobre los congresos regionales que debe solventar la demanda de Ayuso de celebrar el madrileño en mayo. Bendodo, que se ha forjado con nota en coordinar las relaciones con Ciudadanos en el Gobierno andaluz, no puede olvidar que en el aplausómetro del congreso Ayuso marcó altísimos registros y de que la gestión de egos es ahora buena parte de su misión.
Queda por saber si una vez solventado el proceso electoral andaluz, Bendodo ganará más espacio político en el organigrama de
Feijóo al tener menos trabajo institucion al. En los pasillos de Fibes corría la sensación de que el puesto de Cuca Gamarra tiene muchos visos de interinidad. Liberar a Bendodo cuanto antes de su doble destino es otro de los datos que animan a pensar en un adelanto de las andaluzas a junio. Aunque él lo niega rotundamente. Pero todo indica que ya juega al despiste. Moreno repitió ayer que su intención es aguantar pero no sería después del primer domingo de octubre.
Elecciones en junio
La posibilidad de junio toma cada vez más peso. El consejero de Hacienda, Juan Bravo, flamante nuevo vicesecretario general de Economía del PP explicaba sin filtros los motivos . Él sí seguirá en el Gobierno andaluz por el momento y en una segunda legislatura si así lo quiere Moreno en el caso de que sea reelegido en la presidencia de la Junta. Al menos eso espera Bravo, porque cuando plantea el adelanto electoral a junio lo hace apuntando a que esa fecha permite aprobar el presupuesto de 2023 en fecha para empezar a aplicarlo en enero. Si las elecciones son en otoño no habría presupuesto antes de marzo y eso lastraría el inicio de la legislatura. Hay muchos millones de Europa en juego. La razón es de peso. Bravo y su equipo en la consejería ya trabajan en el proyecto.
Ahora además tendrá una misión en Madrid, donde será el referente del programa económico del PP con la bajada de impuestos como prioridad. Si el cambio andaluz es el camino a seguir y el modelo económico es clave para el cambio, Bravo, un casadista reconocido, tenía que ser. Marcará criterio para unificar la política del partido en los gobiernos regionales y será el encargado de la elaboración del programa económico del PP. Otra sensación que se repetía en los salones de Fibes es que a Bravo se le irá poniendo cara de ministro. Si en 2023 –en caso de que las Generales se celebren en fecha– Feijóo alcanza la presidencia del Gobierno podría dejar a Moreno sin consejero de Hacienda.
Un impulso
Los fichaje consensuados por Moreno y Feijóo para la remodelación del PP incluyen a la consejera de Fomento, Marífrán Carazo, en la junta directiva nacional en lo que
se supone un reconocimiento a su trabajo en el Ejecutivo andaluz. Moreno ha situado a sus peones en el nuevo tablero del PP. Sale reforzado del congreso, según todos los titulares (otro dato para pensar en el adelanto electoral). Hasta tal punto ha ganado foco que el PSOE recurrió ayer a una lectura muy singular del congreso, agarrándose a la teoría del «desmantelamiento» para intentar rebajar el sahumerio: «No deben ser tan buenos los cálculos electorales» del PP cuando alguno de los «pilares» del Gobierno andaluz «deciden correr ya a otras estrategias del PP a nivel del Estado español», dijo Juan Espadas.
El vacío de Imbroda
Todo lo grato que fue el inicio del fin de semana para el ala popular de San Telmo se tornó tragedia para todo el Ejecutivo al conocerse la muerte del consejero de Educación y Deportes Javier Imbroda. Su ausencia sí será insustituible en un equipo que Moreno y Marín habían acordado no modificar en toda la legislatura. Para Ciudadanos el golpe ha sido durísimo, hasta el punto de que, como refería Fernando del Valle en su crónica desde el tanatorio malagueño, una consejera se lamentaba con desesperación: «¿Cuántas calamidades más pueden sucedernos en esta legislatura?».
El vicepresidente Juan Marín anunció ayer que habrá un nombramiento en tanto por un espacio de tiempo «muy breve» él asume las competencias. Marín puede optar por promocionar a la viceconsejera de Educación, Carmen Castillo, si bien todo indica que prefiere un perfil más político. En Ciudadanos se valora aprovechar para una remodelación más amplia de sus carteras en el Gobierno para encarar el último suspiro de la legislatura. Hoy, tras el consejo de Gobierno podría conocerse en qué consistirá ese cambio, si bien no habrá ningún nombramiento, es el tercer día de luto decretado por la muerte de Imbroda.