Helga Pirogova, la política rusa que protesta con girasoles
▶ La diputada independiente de la ciudad siberiana de Novosibirsk fue vestida al pleno local con los colores de la bandera de Ucrania: «Siempre que pueda hacer algo para convertir el mundo en un lugar mejor, ahí estaré»
¿ Por qué lleva una corona mortuoria en la cabeza? Eso trae mala suerte?», gritó Serguéi Bondarenko, diputado de Rusia Unida –el partido de Vladímir Putin–, cuando vio el reivindicativo conjunto que vestía su compañera Helga Pirogonova en el pleno local de Novosibirsk: una diadema de girasoles, símbolo de la resistencia ucraniana, y una blusa azul bordada. «Mientras esté aquí, y siempre que pueda hacer algo para hacer del mundo un lugar mejor, aquí estaré», respondió la diputada independiente, que aguantó estoicamente toda la sesión rodeada de más de una veintena de políticos ataviados con mascarillas negras con la imagen de un oso o la letra Z que llevan dibujada los tanques rusos.
«Era mi forma de expresarme, de decir, sin palabras, lo que pienso de esta situación», explica a AFP esta joven rusa de grandes ojos verdes. Desde que el Kremlin impuso, a principios de marzo, una nueva ley contra la «desinformación», las críticas explícitas pueden llevar a los opositores a la cárcel. Por eso Pirogova, que entró en el parlamento local de la ciudad siberiana en otoño de 2020, es muy cautelosa en sus declaraciones. «Yo no respaldo ningún conflicto y esto que se ha producido es una inmensa tragedia para todo el mundo», sostiene la política, que forma parte de una coalición municipal que reunió tanto a aliados del líder opositor Alexéi Navalni como a candidatos independientes como ella.
Pirogova, con todo, niega ser uno de estos «últimos mohicanos» y afirma que recibe, a diario, muchos mensajes de apoyo de allegados y conocidos. Rechaza la etiqueta de traidora o «colaboracionista» que tratan de colgarle algunos de sus compañeros e insiste en que no quiere dejar su país, sino seguir en él el máximo tiempo posible. «El miedo está allí, pero eso no quiere decir que no haya que hacer nada», sostiene la joven, que ha llevado al parlamento local su preocupación por la proliferación de ‘zetas’ en «autobuses y paneles publicitarios» de toda la ciudad. «Me han llegado bastantes mensajes de ciudadanos a los que no les gustan, porque les generan ansiedad y terror, entre otras emociones negativas», relataba hace unos días a medios locales.
Esta opositora, que ha estudiado magisterio y tiene experiencia en el mundo del márketing, es mucho más explícita cuando habla de la agonizante «libertad política» de Rusia. «El sistema es ahora tan opresivo y la represión ha explotado de tal forma que la gente no solamente tiene miedo de decir el nombre de Navalni, sino que también está prohibido usar ciertas palabras», lamenta la diputada entrevistada por AFP, sin nombrar el ejemplo más evidente: en Rusia no se habla de guerra, sino de «operación militar especial».
Por ahora, Pirogova asegura que no ha sufrido presiones concretas relacionadas con su actividad política. «Mi país es pacífico, culto y bonito. Y un gobierno agresivo hace todo para que olvidemos esto», afirma, esbozando una sonrisa. Y cree, sin dudar ni un momento, que hay esperanza para el pueblo ruso. «Por supuesto, si no, ¿de qué serviría todo esto?».
Hay esperanza «Mi país es pacífico, culto y bonito. Y un gobierno agresivo hace todo para que olvidemos esto», afirma Pirogova, que por ahora no ha recibido presiones