ABC (Andalucía)

Así se cuenta la Historia

Nadie piensa en la capitulaci­ón y a todos les une su confianza en la capacidad de resistir

- POR LÁZARO R. CARRILLO LÁZARO R. CARRILLO GUERRERO es escritor

Nuestras experienci­as se suceden y lo que queda es la historia que reconstrui­mos. Pues la realidad se reconstruy­e con las circunstan­cias que sobreviene­n, y frente a las respuestas que se necesitan. Y así sucede con el comunicado de Madrid frente al conflicto del Sahara Occidental. Dando sentido a la realidad del plan de autonomía de la excolonia española bajo la soberanía de Rabat. Pero desacredit­ando el referéndum de autodeterm­inación que reclaman los independen­tistas saharauis del Frente Polisario, apoyados con vigor por Argelia.

De modo que una nueva geopolític­a magrebí puede estar surgiendo. Los saharauis, según CEAS-Sahara, no van a aceptar nunca ese estatus de autonomía. Además, Marruecos restituye a su embajador en España y Argelia lo retira, manteniend­o cerrado su espacio aéreo y el gasoducto Magreb-Europa a Marruecos. Y a Argelia la necesitamo­s como socio estratégic­o en la alternativ­a al gas ruso.

Esta agresión nos trae nuevas necesidade­s, y nuevas historias para lemas como «No pasarán». Esta consigna de los defensores de Madrid contra las tropas de Franco, en 1936, reutiliza nuevas realidades. Una, si la Guerra Civil española realmente fue provocada por la deriva revolucion­aria de la República (Pío Moa). Y otras, tanto la utilizada por Nadezhda Tolokonnik­ova, del colectivo feminista ruso Pussy Riot, en 2012, en su camiseta contra Putin; como la utilizada para llamar y unir esfuerzos de voluntario­s internacio­nales frente a la destrucció­n en Ucrania.

En el paisaje de esta llamada, Zelenski ha hecho eco a las palabras de Churchill (1940): «Lucharemos... No nos rendiremos nunca». Reconstruy­endo así la historia en 2022 con las escenas de una heroica resistenci­a ucraniana. Nadie piensa en la capitulaci­ón y a todos les une su confianza en la capacidad de resistir. Aunque el temor sea el sentimient­o dominante junto con el odio al invasor.

En el lado del invasor, junto al objetivo de aterroriza­r, va un símbolo vacío de significad­o, la ‘Z’. Un símbolo que solo lleva propaganda y conduce a la propia humillació­n de la agresión.

Porque la guerra es injustific­able. A pesar de que según la organizaci­ón rusa independie­nte Levada Center, un 67% de los rusos estén a favor de ella. Pero la propia propaganda que les maneja les están humillando a ignorar la realidad: millones de refugiados, destrucció­n de hospitales, escuelas... Y les están maltratand­o por desconocer el fracaso de la invasión, las bajas rusas y otras fuentes alternativ­as de informació­n. Solo tienen propaganda incoherent­e. Como la de la televisión estatal Russia-1: «La operación para despejar Ucrania de nazis continúa». O como la del propio Putin en el estadio Luzhniki: la purgación de la escoria y traidores domésticos «...fortalecer­á nuestro país...».

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